La Unión | LOMAS

Internos de la Unidad Nº40 fabrican prótesis ortopédicas para vecinos de Lomas

Una experiencia inédita y solidaria. Se trata de un proyecto que se lleva adelante intramuros. Participan 16 personas privadas de su libertad y por estos días ultiman detalles para entregar piernas ortopédicas con elementos reciclables a un joven en situación de calle y a un remisero.

En la Unidad Nº40 de Lomas de Zamora se lleva adelante una experiencia inédita: un grupo de internos participa de un taller de inclusión para la discapacidad, donde elaboran prótesis ortopédicas, bastones y arreglan sillas de ruedas con fines solidarios.

Del proyecto participan 16 personas privadas de su libertad que en este momento ultiman detalles para la entrega de prótesis a dos vecinos del establecimiento carcelario: un joven que vive en la calle y un remisero que perdió las dos piernas hace 17 años.

Nicolás, de 25 años, es el interno encargado de diseñar los prototipos de las piernas ortopédicas. “Ya hicimos dos de manera exitosa para dos compañeros del pabellón. Una fue para Gonzalo, que ya se fue de traslado y la otra para Federico”, contó.

El joven es oriundo de la localidad de Glew y lleva tres años privado de la libertad. En su casa tenía un taller mecánico y ahora, en la cárcel, durante sus ratos libres desarrolló el talento de diseñar formatos para ayudar a las personas con discapacidad.

Nicolás detalló que las prótesis las fabrican con madera, plástico, lana de vidrio, tornillos y resortes. Y que tienen en cuenta el peso, la altura de la personas, e incluso hasta si tienen pie plano, para conformar una prótesis lo más eficiente posible.

Federico es uno de los presos que ahora camina sin muletas gracias a la pierna ortopédica que le donaron sus compañeros. “Cada vez camino mejor. Al principio me dolía, pero ya se me hizo el callo, y ahora me muevo casi naturalmente”, indicó.

El taller de Inclusión para la Discapacidad funciona desde hace tiempo en la Unidad Nº 40 bajo la coordinación de los agentes José Adrián Buonomo y Maximiliano Correa, quien entendió que “los internos tienen que hacer algo por la sociedad” mientras cumplen su condena.

“Acá elaboramos bastones y ahora recibimos sillas de ruedas para arreglar. Y los internos trabajan con empeño y responsabilidad al saber que su labor sirve para tender puentes con la comunidad, a la que de alguna manera han dañado”, agregó.

La iniciativa se enmarca en las acciones previstas por la Dirección de Promoción e Inclusión Socio Laboral de la Subdirección General de Trabajo Penitenciario, que depende de la Dirección General de Asistencia y Tratamiento del Servicio Penitenciario.

Se trata de un taller de puertas abiertas. Por eso cuando Héctor Pereyra, remisero de la zona se acercó para saber si lo podían ayudar, el director de la Unidad, Cristian Ruiz, lo recibió, escuchó su pedido y lo puso en contacto con algunos de los detenidos.

Enseguida pusieron manos a la obra. “Estoy más que feliz. No camino desde hace 17 años y ahora voy a poder movilizarme mejor”, afir