Caso Anahí Benítez: el adiestrador del perro Bruno, un testimonio clave

AVANZA EL JUICIO. Este lunes declaró Diego Tula, entrenador del can que señaló el rastro de Anahí en la casa de Marcos Bazán. Esa prueba fue determinando para condenarlo en el debate original.

Este lunes fue la quinta audiencia del juicio de Anahí Benítez

Este lunes fue la quinta audiencia del juicio de Anahí Benítez.

Este lunes se llevó adelante la quinta audiencia del juicio por el femicidio de Anahí Benítez, la joven que había sido secuestrada, violada y asesinada en Lomas de Zamora en 2017. Se trató de una jornada clave que contó con el testimonio de Diego Tula, adiestrador del perro Bruno, cuyo trabajo había sido considerado determinante para condenar a Marcos Bazán en el debate original y luego fue cuestionado.

Alrededor de las 11 de la mañana, Tula se sentó frente a los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal Nº7 de Lomas para describir el operativo que lo tuvo como protagonista a él y a su can. Se trataba de un testimonio fundamental, ya que Bruno había marcado el rastro de Anahí en la casa de Bazán y la presencia del imputado en el lugar donde hallaron enterrada a la adolescente en 2017.

De acuerdo al relato, luego de tomar muestras de un corpiño de Anahí, Tula y Bruno comenzaron con las inspecciones en la vivienda de Leandro Agostino, exprofesor de Matemáticas de la chica, pero no hallaron ninguna prueba concreta. "Al perro no le llamó la atención absolutamente nada. No teníamos indicio de algún olor de Anahí en la casa. Mi trabajo tendría que haber terminado ahí. Después la fiscal me dijo si podíamos hacer lo mismo en las casas de la Reserva", comentó el adiestrador.

Lo que siguió fue la descripción paso a paso del operativo que estuvo en el centro de la polémica: Bruno fue llevado a la Reserva Natural Santa Catalina, tomó el olor de Anahí en la entrada y avanzó por unos senderos hasta plantarse en la puerta de la casa de Bazán. Luego marcó el rastro de Anahí en el interior de un galpón y más tarde, la presencia del acusado en la escena del crimen. La interpretación que hizo Tula sobre el comportamiento del perro fue el eje del debate durante casi tres horas: mientras la parte damnificada intentaba validar esa prueba, la defensa de Bazán sostenía que la actitud del can no era del todo clara y que el protocolo del adiestrador no daba garantías.

"Pidieron hacer una comprobación de olor con Bazán en la fosa donde encontraron el cuerpo. Levanté el olor de Bazán, se lo di a Bruno y pedí hacer el camino más largo a la fosa. El perro movió la cola y me lo indicó con la cabeza", explicó Tula sobre las señales de Bruno para marcar a Bazán como sospechoso.

"Hay que leer todo el cuerpo y la postura corporal del perro. Si encuentra el rastro, cambia la actitud. El ladrido es distinto. Me guío por las señales corporales", justificó Tula, quien elogió la efectividad de Bruno: "Trabajé en casos más complejos que este en cuanto a la búsqueda. Bruno tiene una efectividad del 95%. No digo 100% para no parecer soberbio, pero es así. Convivo con él y lo conozco".

El abogado de la madre de Anahí, Guillermo Bernard Krizan, destacó la trayectoria y la amplia capacitación de Tula para realizar este tipo de operativos y entrenar a otros guías. Por su parte, el abogado de Bazán, Manuel Garrido, puso en duda los métodos y la certificación de la manera de trabajar del adiestrador. Ante esto, Tula respondió: "No puedo hacer un protocolo para que todos los perros trabajen igual porque los estaría condicionando. El perro tiene que ser libre y natural. Pero si yo me guiaba por los libros, el perro contaminaba toda la escena. Éste es un método específico creado por mí".

En sintonía, el entrenador de Bruno aseguró ser "muy estricto con el levantamiento del olor" y que nunca permite que intervenga otra persona en esa tarea. También aclaró que "no se puede comprobar cuánto dura el olor, hay muchos debates", pero que se estima una duración de 36 a 48 horas.

Sobre el final, el propio Tula aportó un video en el que se ve el trabajo de Bruno para encontrar a un nene que había muerto ahogado. Su objetivo era demostrar no sólo la efectividad del perro, sino que el procedimiento y el comportamiento del can había sido similar al que tuvo en la casa de Bazán.

Cuando Tula participó del operativo en la Reserva Santa Catalina, allá por 2017, trabajaba junto a Bruno para la escuadra canina de la Secretaría de Seguridad de Escobar. El caso de Anahí se hizo tan mediático que, según el adiestrador, le costó su puesto de trabajo y terminó en tratamiento psiquiátrico por haber quedado tan expuesto.