La Unión | De puño y letra

La huella francesa en Temperley

de puño y letra.

De Puntildeo y Letra por Sergio Lapeguumle

De Puño y Letra, por Sergio Lapegüe.

Pasó otro Mundial. Fueron 30 días intensos, de ilusión, alegría, decepción, goles, atajadas y emociones en todo el mundo. La Selección Argentina se volvió antes de tiempo, sin cumplir el objetivo. El que nos eliminó fue Francia, un gran equipo, que el último domingo terminó levantando la copa ante Croacia. Hubo festejos en Moscú, en París y también en Buenos Aires, donde un grupito de hinchas galos se juntó con banderas en el Obelisco.

Aprovechando que los colores azul, blanco y rojo aparecen por todos lados, se me ocurrió investigar un poco para contarles la historia de los franceses en Lomas de Zamora.

Existe un nombre particularmente importante para la colectividad en nuestra zona: el de Juan Pereuilh. Nacido en Navarré du Pau, en los Bajos Pirineos, llegó de joven a Argentina para trabajar en el Ferrocarril del Sud. Ingresó en 1868 como peón y en poco tiempo ascendió a capataz. Fue jefe de estación honorario de Temperley y en 1876 el director general de Correos lo nombró encargado de la estafeta de la Estación de Temperley.

Pereuilh volvió entonces a Francia para casarse. Tuvo dos hijos. Al volver, lo hizo acompañado: se trajo a varios compatriotas especializados en distintos oficios, especialmente en la construcción. Y los puso a trabajar: en 1884 edificó en Avellaneda y Meeks un hotel y al año siguiente incorporó la venta de materiales para la construcción, utilizando un galón al que luego le anexó un aserradero.

Los inmigrantes franceses fueron edificando sus casas en la zona comprendida entre la avenida Almirante Brown y Colón, desde Juncal hasta Pasco. En esa pequeña Francia estaba la reconocida panadería “La Marsellesa”. Los franceses de Temperley se reunían en el almacén de madera que estaba en la calle Ituzaingó, frente al club Lawn Tennis, que pertenecía a un tal Aussenac.

El arquitecto Juan Moliné, otro heredero francés, construyó a principios del siglo pasado la magnífica quinta Santa Gertrudis, en la calle Esmeralda 885, de estilo art nouveau, rodeada de un parque encantado. Actualmente en el lugar funciona la residencia geriátrica “Las Camelias”.

Fue significativa la llegada de los ingenieros que ayudaron a construir el ejido urbano de Temperley y por los que viviendo en la ciudad de Buenos Aires tenían sus quintas de veraneo en Lomas. ¿Qué tal?

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