LABOR Y SERVICIO El médico Alejandro Muñoz, que trabaja en el Hospital Gandulfo, habló de su profesión y admitió que el mayor desafío de su labor es el trato con los pacientes.
Mayo es el mes de la traumatología (con su día especial que se celebra cada 8 de mayo), siendo una rama de la medicina fundamental para cientos de vecinos que consultan a diario a los especialistas para recibir diagnósticos y tratamientos. El médico Alejandro Muñoz trabaja como traumatólogo en el Hospital Gandulfo y contó cómo es su labor en el día a día con pacientes, dejando en claro que su trabajo "tiene una gran demanda y es muy importante para la sociedad".
"Ser traumatólogo es tener la responsabilidad de ayudar a la sociedad desde el lado de la medicina, en este caso en todo lo referido a los músculos o el esqueleto", empezó a explicar Alejandro, dejando en claro la importancia con la que se toma su trabajo ante cada paciente que acude a su ayuda.
Ser traumatólogo es tener la responsabilidad de ayudar a la sociedad desde el lado de la medicina, en este caso en todo lo referido a los músculos o el esqueleto.
Según contó Alejandro, esta rama de la medicina tiene una gran demanda de trabajo en el día a día, ya que atienden a decenas de pacientes por jornada. "No todos los vecinos conocen lo amplia que es nuestra labor como traumatólogos: hasta hacemos intervenciones quirúrgicas, un dato que no se tiene tan presente", reveló.
Al ser consultado sobre los mayores desafíos que enfrentan los traumatólogos en la labor diaria, Alejandro no lo dudó y explicó que el trato con cada paciente es fundamental para ser un buen profesional: "Por nuestras manos pasan muchos vecinos, algunos siendo conscientes de lo que les sucede y otros que no tienen noción, a la espera de que su lesión sea resuelta por los especialistas, aun cuando el caso es extremadamente complejo". Dolores crónicos en distintas zonas del cuerpo como pies, rodillas o espalda son las consultas más frecuentes que reciben los traumatólogos en el Hospital Gandulfo.
Por nuestras manos pasan muchos vecinos, algunos siendo conscientes de lo que les sucede y otros que no tienen noción, a la espera de que su lesión sea resuelta por los especialistas, aun cuando el caso es extremadamente complejo.
"A los traumatólogos con los que trabajo en el servicio y a mí nos motiva el hecho de recibir un agradecimiento o una sonrisa de cada paciente que recibe el alta luego de un largo tratamiento. Hasta nos piden perdón por los gritos de dolor en los procesos de curación de sus lesiones", reveló Muñoz, con cierta emoción en su voz. "El motor de la traumatología es el agradecimiento del paciente", recalcó.
Al finalizar, Alejandro les dejó un mensaje a aquellos futuros colegas que están transitando la carrera y a los vecinos que desean incursionar en el mundo de la traumatología: "Esta profesión requiere mucha dedicación. Por momentos van a sentir frustración y se van a equivocar muchas veces, pero una vez que se reciban tendrán una mirada diferente de la vida".