Detenida en el tiempo: una esquina de Banfield conserva una cabina telefónica

NOSTALGIA La cabina, ubicada en Roldán y Armesti, estaba habilitada para hacer y recibir llamadas. Los vecinos más nostálgicos piden que se conserve.

La cabina continúa asombrando a todos los vecinos que pasan por el lugar.

Si bien el teléfono ya no está, la carcasa se mantuvo a pesar del paso del tiempo.

Los años corren, pero la esquina de Roldán y Armesti parece haber quedado atrapada en el tiempo por una característica inusual: todavía está presente, y de pie, una cabina telefónica. El objeto, que supo tener una gran utilidad varias décadas atrás, es un símbolo para el barrio y dueño de muchas anécdotas. Los vecinos de Lomas hablaron de la cabina, recordaron su funcionalidad y hasta pidieron que se conserve.

Daniel es comerciante y trabaja en el Vivero Las Magnolias (Cerrito 2535, la continuación de Armesti), que se encuentra a escasos 30 metros de la cabina telefónica. "Cuando yo empecé acá, hace 28 años, la cabina ya se encontraba instalada. Se usaba mucho para llamar a familiares y amigos, pero también para hacer bromas. Incluso Magnolia, mi pareja e hija del dueño del vivero, usaba ese teléfono para comunicarse conmigo", reveló el vecino.

Cuando yo empecé acá, hace 28 años, la cabina ya se encontraba instalada. Se usaba mucho para llamar a familiares y amigos, pero también para hacer bromas. Incluso mi pareja usaba ese teléfono para comunicarse conmigo.

Lo cierto es que el teléfono propiamente dicho ya no se encuentra en la cabina y lo que sí se mantuvo instalada fue la carcasa. En la actualidad aún se puede observar el número que correspondía a ese teléfono público (264-0753), ya que estaba habilitado tanto para hacer como para recibir llamadas. "No creo que la empresa a cargo lo haya retirado, más bien pienso que fue robado. La cabina se transformó en un ícono para el barrio", sostuvo Daniel.

Mónica, encargada de la Librería 3M (Cerrito 2898), se sumó a la charla y contó que durante muchos años su comercio vendió fichas y tarjetas telefónicas prepagas para que los vecinos puedan comunicarse a través del teléfono público, que también funcionaba con monedas.

Además, contó una anécdota relacionada a la cabina, la cual tiene tintes románticos y melancólicos: "Cada tanto se ve a una mujer, con probables problemas psicológicos, que se queda al lado del teléfono intentando comunicarse con alguien. Es un poco triste".

Cada tanto se ve a una mujer, con probables problemas psicológicos, que se queda al lado del teléfono intentando comunicarse con alguien. Es un poco triste.

Sin dudas, el avance de la tecnología y la aparición de los celulares opacó la funcionalidad de las cabinas telefónicas que, a partir del siglo XXI, empezaron a quedar en desuso. Su presencia, en una mítica esquina como lo es Roldán y Armesti, la convirtió en una atracción.

"Me gustaría que la cabina se conserve porque ya no quedan demasiadas. Espero que la gente no la destruya para que dure muchos años más", concluyó Daniel, con cierto tono de nostalgia.

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