sensibilidad social En 1999 se levantó la camiseta tras realizar un gol en Tucumán, por entonces gobernada por el genocida Antonio Mussi, para mostrar una remera que decía: "Aguanten las Madres".
El delantero Mauro Amato tuvo una carrera prolífica en el fútbol argentino que lo hizo ídolo en Tucumán y en Córdoba, pero también tuvo su paso Banfield. Pero lo que más se destacó de este futbolista fue su compromiso con los derechos humanos.
"El fútbol me interesa antes que nada como un vehículo para cambiar vidas y despertar emociones", aseguró tiempo atrás en una entrevista con Página 12.
En cuanto a lo deportivo, Amato jugó 309 partidos y convirtió 83 goles en 4 categorías de Argentina (Primera División, Segunda División, Tercera División, Federal A). En Banfield jugó la Superliga 2001/2002, un total de nueve partidos.
Pero lo más destacado de Amato fue su lucha por las causas justas y un mítico momento en 1999, cuando mostró una remera que reivindicaba la lucha de las Madres de Plaza de Mayo, al realizar un gol jugando para Atlético Tucumán en la provincia que entonces gobernaba el genocida Antonio Bussi.
El registro del último gol en la victoria por 3 a 1 de Atlético Tucumán sobre Godoy Cruz no ocupará una página dorada en la historia deportiva del Decano. Sin embargo, el festejo del tanto constituye una piedra angular en materia de deportistas que en actividad se han expresado por la reivindicación de los derechos humanos, violados sistemáticamente por la dictadura cívico-militar que ejerció el terrorismo de Estado en Argentina desde 1976 hasta 1983.
"Decidí utilizar al fútbol como vehículo porque era mi ambiente y, además, porque sabía que iba a lograr una gran repercusión. Y qué mejor que comunicarlo a través del festejo de un gol, que es un momento en donde todas las miradas reposan en quien convierte. En definitiva, mi objetivo era crear conciencia social para que nunca se olvidase lo que había acontecido y, a su vez, dejar un mensaje", expresó en una entrevista sobre lo ocurrido.
Pero un tiempo antes, en 1997 Amato había anotado un gol y debajo de su casaca tenía otra con un pedido de justicia por José Luis Cabezas, el fotógrafo asesinado ese mismo año.