ULTIMADO A PUÑALADAS La mujer aseguró que lo asesinaron delincuentes, pero la Policía que asistió al lugar del hecho, en Temperley, la detuvo por contradicciones en su relato.
La mujer acusada por el crimen de su pareja, encontrado asesinado a puñaladas en un tanque de agua en una casa del barrio de Villa Galicia, en Temperley, sería juzgada por el hecho ocurrido en octubre de 2023 y que en principio denunció como un robo seguido de muerte cometido por delincuentes.
Fuentes judiciales indicaron a La Unión que la fiscal Marcela Juan, titular de la UFI 16 de Lomas de Zamora, pidió la elevación a juicio del caso, que tiene como única imputada a Adriana Patricia Luzuriaga, quien podría ser juzgada por el asesinato de Juan Mangoni, de 56 años.
Luzuriaga llamó a la Policía, relató que habían sufrido una entradera, y que los ladrones asesinaron a su pareja, quien se resistió al robo. Además, aseguró que la obligaron a ella a introducir el cuerpo de Mangoni en el tanque de agua de plástico que tenían en el patio.
Los funcionarios policiales que se presentaron en el escenario del hecho notaron contradicciones en su relato, y luego de las tareas desplegadas por los peritos de la Policía Científica, llegaron a la conclusión de que, en realidad, había tratado de montar una falsa escena.
Al entrar, encontraron el cuerpo del dueño de casa adentro de un tanque de agua, sin vida y con varias heridas de arma blanca. Esto fue confirmado más tarde con los resultados de la autopsia. La víctima se dedicaba a la reparación de heladeras y equipos de refrigeración, según las fuentes.
Los agentes consideraron que era imposible que la mujer hubiera introducido sola el cadáver dentro del tanque, por el tamaño del hombre asesinado.
Además, los peritos realizaron pruebas de luminol, establecieron que el crimen se había cometido en el living y detectaron sangre que no había llegado a ser limpiada debajo de los muebles. En ese momento, Luzuriaga comenzó a contradecirse y a declarar cosas que no tenían sentido. En primer lugar, aseguró que los asesinos eran dos y no cuatro como había dicho al principio.
La mujer señaló que los delincuentes habían entrado por el fondo, lo cual no era posible debido a la altura de los muros. También sostuvo que su novio había sido asesinado en una pelea "a los gritos", pero ningún vecino había escuchado nada.
Los investigadores inspeccionaron los accesos y no encontraron signos de que las puertas hubieran sido violentadas. De hecho, comprobaron que la alarma había sido desactivada. Lo que terminó de complicar a la mujer fue el hallazgo de una notebook bajo la ducha abierta del baño: entendieron que era una maniobra para dañar la computadora donde se guardaban los archivos de las cámaras de seguridad.
Como si fuera poco, hallaron los celulares de la pareja tirados en el inodoro, cuando minutos antes la mujer había relatado que se los habían robado. Ante esta situación, la pareja de la víctima fue detenida por el delito de "homicidio agravado por el vínculo".