"ES UNA BENDICIÓN" Anastasio Carabajal es parte de la Residencia Geriátrica Araucaria de Temperley, que se vistió de gala para celebrar el cumple. Su familia reveló el secreto para llegar a esa edad.
Un momento muy especial se vivió en la Residencia Geriátrica Araucaria de Temperley. Allí, Anastasio Carabajal festejó, junto a los demás residentes y a su familia, sus 105 años de vida. El cumpleaños estuvo repleto de alegría, con música, un almuerzo entre los presentes y emocionantes palabras para el agasajado, quien toda su vida se dedicó a la sastrería. "Su cumpleaños es una bendición", dijo su hija, emocionada.
Alrededor de 60 personas se reunieron en el comedor de la residencia de larga estadía para festejar los 105 años del lomense Anastasio Carabajal, quien vive en el lugar desde 2022.
Nacido en Santiago del Estero, Anastasio se crió en una familia numerosa. El fallecimiento de su madre, cuando él tenía apenas 4 años, hizo que su familia se mude a Chaco, más específicamente en General Pinedo, donde su padre pudo volver a formar una familia.
Ya de adolescente, Anastasio aprendió el oficio de la sastrería. "Fue el sastre del pueblo", aseguró su hija Nila, con mucho orgullo. En 1968, Carabajal se mudó a Buenos Aires, donde también se dedicó a trabajar en su profesión para distintas empresas. "Siempre fue un gran artesano y un habilidoso con sus manos. Él es una persona muy respetuosa y así nos crió a nosotros, siendo un fiel consejero", se sumó Alberto, su otro hijo.
Siempre fue un gran artesano y un habilidoso con sus manos. Él es una persona muy respetuosa y así nos crió a nosotros, siendo un fiel consejero.
Según Nila y Alberto, Anastasio es un amante de la naturaleza, a tal punto que en su casa le dedicaba gran parte del día al cuidado de las plantas.
Para finalizar, y al ser consultado sobre el secreto para poder llegar con vitalidad a los 105 años, los hijos de Anastasio aseguraron que tuvo una vida muy sana, sin excesos ni vicios. "Celebrar su cumpleaños es una bendición y un regalo de la vida", cerró Nila.
UNA NUEVA MIRADA PARA LA TERCERA EDAD
La Residencia Geriátrica Araucaria de Temperley (que nació en 1987 y que funciona en un espacio que data del siglo XIX) permite el intercambio social ya que ellos mismos se consideran un espacio abierto. "Nuestra mirada apunta a la integración, porque sabemos que la vejez muchas veces genera rechazo. Para combatir eso es que decidimos abrir las puertas, para que los residentes y sus familias no se sientan encerrados, sumado también a diversas actividades semanales que los estimulan en su cotidianidad", explicó Guillermo De Diego, director médico y uno de los responsables del lugar.
Nuestra mirada apunta a la integración, porque sabemos que la vejez muchas veces genera rechazo. Para combatir eso es que decidimos abrir las puertas, para que los residentes y sus familias no se sientan encerrados, sumado también a diversas actividades semanales que los estimulan en su cotidianidad.
Según explicó Guillermo, el lugar brinda un servicio de geriatría básica para los 51 residentes, pero también lleva adelante un plan de tratamiento que evite una futura internación porque, en muchos casos, "es deficiente". "La mayoría de los vecinos que ingresan a la residencia tienen alguna carencia, ya sea de salud, de afecto o por una dura historia de vida. Nuestra satisfacción es ver los casos en los que se revierte esa carencia gracias al trabajo de este lugar", indicó.
Marta Rodríguez es una de las dueñas y también responsable del espacio, quien se sumó a la charla y explicó que la residencia cuenta con un equipo de 30 empleados y que, para cada uno de ellos, celebrar el cumpleaños de un residente es "un compromiso afectivo que nos da mucha satisfacción y una felicidad absoluta".
"Cuando uno era más joven escuchaba a sus profesores decir que, para 2050, se iba a duplicar la cantidad de adultos mayores de acuerdo a un estudio de proyección de la edad. Hoy en día, socialmente se ven muchos más casos como el de Anastasio, que superan la barrera de los 100", concluyó De Diego.