Mundos personales El Día de Escritor se celebra en su nombre y tuvo una vida de luces y sombras, mientras que su vida familiar estuvo plagada de tragedias.
Leopoldo Lugones nacía hace 150 años, el 13 de junio de 1874 en Villa María del Río Seco, al norte de la provincia de Córdoba. En su honor, en la fecha de su natalicio, se conmemora el Día del Escritor en a Argentina.
Desde joven tuvo inquietudes intelectuales y políticas, lo que hizo que, hacia mediados de la década de 1890, organizara uno de los primeros clubes donde se discutieron muchas de las ideas socialistas del momento. En Buenos Aires, ya casado, fundó con José Ingenieros el diario La montaña y, desde allí, criticaron las ideologías de la política de Juan B. Justo.
Paralelamente, nació su vocación de escritor: compuso poesías, cuentos, relatos, ensayos y una novela. Entre ellos: "La guerra gaucha", "Odas seculares", "Romances del río Seco", conferencias dedicadas al gaucho y al Martín Fierro, que se publicaron en 1916 con el título "El payador", reivindicando al gaucho como una figura cantora y alegre, alejándose del gaucho de la queja de José Hernández. Su única novela fue "El ángel de la sombra".
A partir de su prolífica obra, Lugones se convirtió en uno de los primeros en inaugurar el modernismo literario en Buenos Aires.
El autor trabajó por la renovación y enriquecimiento del lenguaje, inspirado en el simbolismo europeo, como la obra de Victor Hugo. Por otra parte, todo el contexto histórico que le tocó vivir estuvo atravesado por la pregunta sobre la identidad argentina. Por eso creyó más que necesario construir un idioma nacional.
Mientras que el 8 de noviembre de 1928, un grupo de escritores agasajó a los miembros de la Junta Ejecutiva de la Primera Feria Nacional del Libro, que tuvo lugar en el Teatro Cervantes. En esa jornada se constituyó la primera Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Escritores.
En la comisión estaban Horacio Quiroga, Jorge Luis Borges, Baldomero Fernández Moreno y Ricardo Rojas, entre otros tantos grandes escritores argentinos.
La presidencia de esa naciente Sociedad Argentina de Escritores quedó en manos de Leopoldo Lugones, una de las figuras más controversiales.
Lugones, alejado del viejo amor por el socialismo, fue repudiado por sus ideas fascistas y antidemocráticas, al apoyar el golpe de Estado que fue encabezado por el general José Félix Uriburu. Lugones había bendecido la llamada "Hora de la espada" la que, para muchos de sus seguidores y contemporáneos, cobró más fuerza que su pluma.
Tiempo después, el 18 de febrero de 1938 se suicidaba a los 63 años este escritor, periodista y ensayista, entre otras profesiones, en un recreo del Delta de San Fernando, llamado "El Tropezón", luego de la ingesta de cianuro de potasio con whisky.
Todas las sospechas indican que no pudo soportar vivir lejos de Emilia Santiago Cadelago, su amante secreta y 30 años menor.
Con este hecho trágico, ocurrido cuando Argentina se encontraba en la Década Infame, comenzaba una serie de tragedias que tuvieron como protagonistas a sus descendientes: "Los Lugones" se convirtieron en una de las familias argentinas signadas por una serie de suicidios.
Quizás aquella historia de amor trunca fue la que inauguró una sucesión de tragedias en el clan familiar a partir de la actitud de Leopoldo "Polo" Lugones, hijo del poeta, tristemente célebre por haber desarrollado la picana eléctrica durante el gobierno de facto del general José Félix Uriburu, cuando cumplía funciones como comisario.
Precisamente, al suicidio del padre siguió el del hijo. Ya retirado, devenido en custodio de la obra de su progenitor, Polo vivió recluido en una casa en Devoto. Con una condena por abusar sexualmente de chicos en un orfanatorio, se voló la cabeza en 1971, luego de que lo haya dejado su segunda mujer.
En esta línea de sucesos trágicos, se suma Pirí Lugones, apodo de Susana Lugones Aguirre, que fue una escritora, periodista, editora y traductora, y a la par militante de Montoneros. A los 52 años fue secuestrada por un grupo de tareas durante la dictadura militar.
Luego, Alejandro Peralta, uno de los tres hijos de Pirí, se suicidó colgándose de un árbol también en Tigre cuando tenía 20 años, el mismo final que su abuelo y su bisabuelo.