NATURALEZA La flora y la fauna fue cambiando con la fundación del Partido y la posterior urbanización con ejemplares foráneos, que se aclimataron exitosamente a nuestra tierra.
Como ya les conté alguna vez, las mañanas de los findes me gusta sentarme a tomar mate descalzo en el parque de mi casa, disfrutar un rato del silencio y conectarme con el ambiente. Es cierto, Banfield no es una reserva natural ni mucho menos, pero por nuestros pagos todavía se puede apreciar el verde de las copas de los árboles y escuchar a los pájaros cantar.
Ese es un lujo que muchos de los que viven en Capital Federal no se pueden dar. Y es mi cable a tierra. Así, disfrutando de mi conexión con la naturaleza, fue cómo se me ocurrió investigar para esta columna. Sí: hoy les voy a hablar de la historia de la flora y la fauna de Lomas de Zamora.
Los libros cuentan que cuando nuestra zona se empezó a poblar, hacia fines del siglo XIX, la fauna típica estaba compuesta por ñandúes, patos, garzas, gaviotines, perdices, peludos, cuises, tucotucos, gatos monteses, zorros e iguanas, entre otros animales. Sin embargo, no siempre había sido así: algunos siglos antes, por nuestro suelo se movían además pumas, jaguares y guanacos.
Sí: si alguien consiguiera una máquina del tiempo y volviera al 1600, podría encontrarse con un felino no tan amigable en (donde hoy se encuentra, claro) la avenida Hipólito Yrigoyen.
La flora, en los alrededores del Riachuelo, comprendía sauces colorados, sarandíes negros, ceibos, juncos y duraznillo blanco. En las lomadas las especies eran más variadas, incluyendo enredaderas de mburucuyá y zarzamora, ñapindá, algunos cactus y bosques de talas y espinillos.
De acuerdo a un viejo inventario local, las plantas y arbustos característicos eran abelias, aljabas, alteas, azareros, ciruelos de adorno, coronas de novia, coronas de ángel, forolitos japonés, granados de jardín, jazmínes del Paraguay, jazmines, lantanas, laureles de flor, lilas, limpiatubos, magnolias lilas, membrilleros de adorno, nadinas y rosas chinas.
Con la fundación de nuestro partido y la posterior urbanización, el arbolado de Lomas fue cambiando de manera abrupta. El mismo fue realizado, como en muchas otras ciudades, por la municipalidad o por los propios vecinos, utilizando diversas especies, muchas de ellas foráneas, que se aclimataron exitosamente a nuestra tierra. Actualmente, las que más se ven en nuestras plazas y veredas son plátanos, álamos, paraísos, fresnos y casuarinas.
Hay que advertir, sin embargo, que la incorporación de especies no autóctonas puede causar algunos problemas. Según el ingeniero agrónomo Néstor Vinelli, no siempre se han considerado las características que debieran cumplir los árboles para dar sombra protectora y embellecer la ciudad. Los plátanos, por ejemplo, les causan grandes dolores de cabeza a los alérgicos. En este contexto, grupos de vecinos vienen impulsando desde hace años la plantación de especies nativas en las calles de nuestro barrio. Una movida para apoyar. Hasta la semana que viene, amigos.