UN EJEMPLO La lomense Delfina Moll salió de su zona de confort para trabajar de lo que le apasiona. Contó cómo se encarga de diseñar, crear, difundir y vender sus productos.
Salir de la zona de confort para perseguir sus sueños. Eso fue lo que hizo la lomense Delfina Moll (21), que decidió dejar de trabajar junto a su padre para convertirse en una emprendedora: actualmente tiene su propia marca de indumentaria femenina: ella se encarga de la creación del diseño, de llevar las prendas a la realidad junto a los talleres y de difundir su labor.
"Desde muy chica me gustaba la idea de poder tener mi emprendimiento y ya hacía pulseras o algo relacionado a la moda. A medida que fui creciendo notaba que mi papá era su propio jefe: él me inculcó la importancia de este valor, de tener algo propio y no depender de terceros", rememoró Delfina, dejando en claro que siempre contó con el apoyo familiar.
"En una reunión con amigos comenté que me encantaba la moda y el diseño y fueron ellos los que me incentivaron a arrancar con un emprendimiento", dijo Delfina, quien en ese momento se encontraba trabajando con su papá en una inmobiliaria familiar, pero ahí no se veía en un futuro a pesar de las ganas de su padre de que se haga cargo del negocio.
"Mi cabeza hizo un click y dije 'por qué no'. Me animé a arrancar completamente de cero, pero en algo que me hace feliz", contó sobre la decisión que tomó en febrero de este año, sin tener conocimientos previos en el mundo de la moda y del diseño de indumentaria.
Mi cabeza hizo un click y dije 'por qué no'. Me animé a arrancar completamente de cero, pero en algo que me hace feliz.
We Are Maja, como se llama el emprendimiento de indumentaria femenina adolescente, comenzó a tomar forma justamente por su nombre, que surge de la combinación de siglas de los nombres de sus abuelos, pilares fundamentales en su vida.
A partir de allí, Delfina comenzó a indagar todo acerca de la creación de prendas. "Lo primero que hago es buscar inspiraciones o tendencias de moda y ahí empiezo a dibujar, ya sea en papel o en la computadora. Una vez que logro algo que me guste, con mi impronta, lo mando al taller: ellos me brindan opciones sobre qué tipos de telas usar, realizan el molde y llevan a cabo una primera muestra, la cual puede sufrir modificaciones hasta llegar a la prenda final", detalló, y advirtió que ese proceso puede durar un tiempo mayor a un mes.
Delfina aseguró que lo que más le costó en este proceso fueron las primeras publicaciones en sus redes sociales difundiendo su línea de ropa. "Arranqué con seis productos y una amiga me ayudó a modelar esas prendas", reveló.
Quien estudia la carrera de diseño y gestión de estéticas para la moda contó que actualmente tiene una amplia variedad de prendas juveniles de estilo elegante sport. "Estoy contenta con todo lo que logré en menos de un año", dijo, con una inmensa felicidad. "Hay veces que mis amigas o yo vemos a otras chicas con ropa de mi marca y eso me llena de satisfacción", señaló.
Hay veces que mis amigas o yo vemos a otras chicas con ropa de mi marca y eso me llena de satisfacción.
Para finalizar, Delfina contó lo que espera para 2024: "Me gustaría crecer bastante y tener un espacio propio o un showroom, ya que hoy en día tengo el perchero en mi casa. Que la marca se haga conocida y hacer producciones de renombre. A todos los que tienen un sueño y no se animan a arrancar, les digo que vale la pena, aunque parezca difícil".