toda una vida Damián Del Grosso se involucró en el oficio desde pequeño, con su papá, cuando se trabajaba con moldes de madera. La fábrica familiar sigue de pie y sueña con que su hijo siga el legado.
En Villa Galicia, que acaba de cumplir 112 años de vida, existe un vecino que tiene más de siete décadas de trayectoria en el mundo de los mosaicos: Damián Del Grosso (79) cuenta con una empresa familiar que comenzó con la fabricación de modelos artesanales hasta llegar a la producción gracias a nuevas maquinarias. En una charla con La Unión hizo un repaso desde sus comienzos y de qué manera cambió su oficio con el paso del tiempo, pero siempre dejando todo por el trabajo de su vida.
"A los 7 años comencé a empastinar mosaicos en la calle Cerrito al 1700. Con mi familia recién llegábamos desde Italia, escapando de la guerra, y yo ya desde muy chico tenía incorporada la cultura del trabajo", recordó Damián sobre sus primeros contactos con la fabricación de los mosaicos, los cuales se hacen a base de arena, cemento, piedra y color.
"Empezamos a hacer mosaicos con mi padre y la tarea la realizábamos con un molde de madera", admitió, e inmediatamente aseguró que en aquella época existían muchos vecinos de Lomas que se dedicaban al rubro, aunque hoy en día "cada vez somos menos".
Empezamos a hacer mosaicos con mi padre y la tarea la realizábamos con un molde de madera.
Poco a poco, Damián se perfeccionó en el oficio y también aprendió de acuerdo a los avances tecnológicos, que mostraron modernizaciones en la década del '70 que permitieron aumentar y mejorar la producción. "Antes solamente hacíamos mosaicos pequeños, de 15, 20 o 30 centímetros y ahora llegamos a mosaicos de 40 o de 60. Además, llegamos a tener casi 30 empleados", recalcó.
Los diseños son una característica fundamental de los mosaicos y Damián admitió que antes se hacían a mano, siendo "una artesanía". En estos días, los modelos se realizan mediante moldes.
Los diseños son una característica fundamental de los mosaicos y Damián admitió que antes se hacían a mano, siendo "una artesanía".
"El mosaico era furor porque no había cerámicas ni porcelanato. Actualmente quedan lugares con mosaicos instalados por mi padre, es decir con alrededor de 80 años, y no tienen ningún tipo de problema", reveló, y se lamentó que la producción de mosaicos haya bajado en las últimas décadas.
Para finalizar, el lomense deseó con mucho entusiasmo que la empresa ubicada en la calle Iriarte siga en manos de la familia: "Todo empezó con mi padre, siguió conmigo y con mi hermano y ahora quiero que continúe el legado mi hijo, siendo así la tercera generación de la familia al mando".