Las condiciones de Luisa Cravena de Gandulfo para levantar el hospital 

HISTORIA LOCAL Esta vecina donó en 1902 una manzana de tierra para la construcción del centro de salud. Pero antes dejó en claro algunos puntos. 

En Lomas de Zamora tenemos decenas de instituciones centenarias, de gran prestigio social para toda la comunidad, dentro y fuera de las fronteras de nuestro partido. Hoy, amigos de La Unión, les quiero contar la historia de un símbolo de la salud pública del barrio, un hospital en el que -casi- todos los vecinos fueron atendidos al menos una vez: el Gandulfo.  

Corría el año 1902 cuando la señora Luisa Cravena de Gandulfo donó al municipio una manzana de tierra en Lomas Este (entre calles Balcarce, Sarandí, Las Piedras y Ceballos) con la condición de que allí se levantara un hospital público, algo que la ciudad no tenía.  

Esta maravillosa mujer señaló que esa tierra no se podía vender, hipotecar o permutar. Establecía, además, un plazo de cinco años para levantar el edificio. Originariamente se llamó Hospital de Caridad de Lomas de Zamora y recién en 1915 se cambió a como se lo conoce hoy en día.  

En sus comienzos tenía dos salas, una para mujeres y otra para hombres, y un pabellón de dos plantas para dirección, administración, consultorios externos y vivienda para los practicantes. Gracias al empeño y al esfuerzo del intendente Manuel Castro se realizó una colecta pública fuertemente apoyada por nuestro querido diario, La Unión. El 9 de julio de 1906 se inauguró oficialmente el hospital, con una fiesta popular impresionante. 

Gracias al empeño y al esfuerzo del intendente Manuel Castro se realizó una colecta pública fuertemente apoyada por nuestro querido diario, La Unión.

La precariedad de medios y recursos que tenía el Hospital se resume, por ejemplo, en que ni siquiera se podía contar con un laboratorio. Los análisis clínicos se hacían en la farmacia de Marcos L.Grigera, hasta que se instaló uno en el edificio. Pero con los años, el Hospital Gandulfo fue recibiendo el apoyo oficial y de la comunidad para convertirse en un centro sanitario público de excelencia en la zona sur del Conurbano. Es cierto que tiene las falencias de muchos hospitales públicos, especialmente por la gran demanda de personas sin cobertura de obras sociales o prepagas que no puede responder, pero siempre hay margen para mejorar. 

Lógicamente que para garantizar los servicios de una salud pública integral es necesario articular el uso del conocimiento científico para la toma de decisiones, estimular la participación comunitaria y luego evaluar los resultados. Es vital que toda la población tenga acceso a servicios que incluyan la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades.  

Las actividades globales de la salud pública cambian al modificarse la tecnología y los valores sociales, pero los objetivos siguen siendo los mismos: cuidar la salud y mejorar la vida de todos los ciudadanos. Claro, los mismos ideales y premisas que pensó allá lejos y hace tiempo una gran mujer como Luisa Cravena de Gandulfo. ¡Hasta la semana que viene! 

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