De Puño y Letra Juan Losardo y Horacio Lozano emprendieron hace seis décadas atrás con un objetivo increíble: ir de Lomas a Nueva York en carreta. ¿Lo lograron?
¡Hola de nuevo, queridos amigos de La Unión! Ustedes saben mejor que nadie lo mucho que disfruto contándoles las historias de los edificios, las calles y los personajes más célebres de nuestro partido. Pero también me gusta rescatar la vida de los vecinos comunes, esos que quizás no llegaron a ser importantes políticos, artistas o deportistas, pero sí vivieron historias emocionantes que aún son recordadas.
Hoy les voy a hablar del caso de Juan Losardo y Horacio Lozano, dos lomenses que 65 años atrás se embarcaron con un objetivo increíble: llegar desde Lomas de Zamora hasta Nueva York. ¿En auto? No. ¿En avión? Menos. Los amigos planearon su viaje de miles de kilómetros... ¡en carreta!
Al empezar el viaje, el 12 de mayo de 1958, Losardo y Lozano no tenían ningún tipo de experiencia en viajes largos y mucho menos en el tipo de vehículo que eligieron. Eso sí: tenían dos fieles caballos llamados Bocha y Piba y un objetivo en concreto: que la ruta Panamericana fuera renombrada como Nuestra Señora de La Paz. Los amigos salieron entonces desde la Plaza Grigera por la avenida Pavón hasta el Congreso de la Nación, punto de partida oficial de la travesía por ser el kilómetro 0 de Argentina. En Lomas, los despidieron el recordado monseñor Alejandro Schell y el por entonces intendente Adrián Boffi.
La hazaña de los amigos lomenses fue contada por todos los diarios nacionales de la época. Y su difusión ayudó para que Losardo y Lozano recibieran apoyo económico de las autoridades.
La hazaña de los amigos lomenses fue contada por todos los diarios nacionales de la época. Y su difusión ayudó para que Losardo y Lozano recibieran apoyo económico de las autoridades. Pero lo más importante, claro, era el cariño de la gente que los recibía en cada pueblo con una sonrisa.
Los viajeros tuvieron miles de complicaciones en la ruta. El primer contratiempo ocurrió en la avenida Rivadavia hacia el oeste, ya que los caballos no estaban acostumbrados al asfalto y se resbalaban constantemente. Superados los percances, tomaron la avenida General Paz rumbo al norte, ya con la brújula enfocando a la Gran Manzana.
Al salir del país aparecieron más problemas: en Bolivia no les permitían cruzar con caballos, en Perú excedieron el plazo de estadía para extranjeros y en Colombia, un grupo de ladrones intentó asaltarlos a punta de pistola. Pero siguieron adelante. Pasaron Panamá, Honduras, Costa Rica y Nicaragua. Finalmente, en Guatemala, muy cerca de la frontera con México, el desgaste personal (Losardo se enfermó de fiebre tifoidea, tuvo que ser internado y luego traído de vuelta al país) y de los animales (llevaban dos años y medio en la ruta) los obligó a terminar la odisea.
Lozano se quedó un tiempo más para ubicar la diligencia y a los caballos, que encontraron un nuevo hogar en una hacienda guatemalteca. En fin, el sueño de los amigos no se logró, pero sí vivieron una historia increíble. ¡Hasta la semana que viene!