LESA HUMANIDAD Luis Horacio Castillo fue incorporado a la causa. A diferencia de los demás acusados, es la primera vez que le toca ser procesado.
En el juicio que unifica los delitos de Lesa Humanidad cometidos en el Pozo de Banfield, el Infierno de Lanús y el Pozo de Quilmes se incorporó como nuevo imputado a Luis Horacio Castillo. A diferencia de los demás acusados, es la primera vez que le toca ser procesado.
Castillo había sido oficial inspector de la Policía Bonaerense en las décadas de 1970 y 1980. Nunca estuvo formalmente vinculado al terrorismo de Estado, hasta que sobrevivientes de El Infierno lo reconocieron y nombraron en distintas declaraciones en causas por delitos de lesa humanidad. La investigación determinó que había cumplido funciones en la Brigada de Investigaciones de Lanús y en el Pozo de Banfield.
Así se encaminó su procesamiento para sumarlo como imputado al "Juicio Brigadas", lo cual finalmente se formalizó en la última semana. Con arresto domiciliario, Castillo participó de la audiencia virtual en la que se leyeron los cargos en su contra.
Al exoficial inspector se lo acusa de privación ilegal de la libertad y aplicación de tormentos contra ocho personas; desaparición forzada y/o homicidio agravado de 37 víctimas; y participación en el abuso sexual de tres personas.
También se vincula a la sustracción y retención de menores. En el juicio se acreditó también que Castillo "fue seleccionado para realizar cursos de entrenamientos y su proceso de selección fue avalado por Miguel Etchecolatz, Ramón Camps y Bruno Trevisán".
La acusación que se leyó en el juicio también hizo referencia a la función policial de Castillo. Se estableció que las "tareas en Banfield entre el 10 de agosto de 1976 y el 7 de marzo de 1977 estuvieron ligadas con el rol y el perfil asumido por el imputado durante la ultima dictadura cívico militar, un momento álgido de la denominada lucha antisubversiva".
En ese contexto, la fiscalía consideró que "durante el tiempo que permaneció cumpliendo funciones en el Pozo de Banfield, el imputado estuvo vinculado con los delitos de lesa humanidad que sufrieron las víctimas" del centro clandestino de detención lomense.
Mientras leían las imputaciones, Castillo sonreía o movía la cabeza de un lado a otro, como una forma de negar las acusaciones.