HISTORIA LOCAL El lugar exacto donde desembocaba este acceso tan importante que unía la ciudad con el Riachuelo era donde ahora tiene su cabecera la Línea 266 de colectivos.
¡Hola de nuevo, queridos amigos de La Unión! Los que sigan mis columnas sabrán que el tema de las calles es uno de los que más me atrapa. Las calles, creo, son vínculos que nos acercan, que nos unen. Son lugares de encuentro. Por eso me gusta recorrerlas y saber cómo nacieron las más conocidas de nuestro partido. Hoy me gustaría repasar la historia de una de las avenidas más transitadas e influyentes de Lomas de Zamora, quizás la segunda más importante de las céntricas después de Hipólito Yrigoyen: la avenida Alsina. O Almirante Brown. O Espora. O el Camino de las Carretas ¿Cómo? Pasen y lean...
Para saber cuándo y cómo nació esta concurrida avenida lomense hay que retroceder muchos años y remontarnos a su origen: en el siglo XVII, cuando los primeros aventureros se animaban a cruzar el Riachuelo hacia el Sur, la única manera de hacerlo era con canoas. En 1653, el Cabildo reglamentó el paso para uso popular y lo dio a llamar Pedro Salazar (por un vecino que tenía una chacra cerca del lugar). Allí se levantaría el primer puente sobre el Riachuelo.
Más de un siglo más tarde, en 1791, se inauguró el puente que llevaría el nombre de su constructor, Juan Gutiérrez Gálvez. En este punto nació entonces el antiguo Camino Real hacia el sur de la provincia. Aquel camino de tierra se abría por donde hoy está el puente carretero de Remedios de Escalada y allí, claro, empezaba el llamado Camino de las Carretas, un sendero desolado que llegaba hasta Chascomús. La primera posta a la que llegaban quienes recorrían el Camino de las Carretas era, justamente, Lomas. El lugar exacto de la misma era donde actualmente tiene su cabecera la Línea 266 de colectivos, frente a la estación de trenes.
Mucho más cerca en el tiempo, en la década del 50, el camino ya era una avenida con empedrado y contaba con un coqueto boulevard con palmeras y canteros.
Con el correr de las décadas, aquel viejo sendero difícil de recorrer fue tomando forma y casas y comercios reemplazaron a la vegetación. Mucho más cerca en el tiempo, en la década del 50, el camino ya era una avenida con empedrado y contaba con un coqueto boulevard con palmeras y canteros. Aquel paisaje, lamentablemente, se perdió. El mayor tránsito y flujo de personas hizo lo inevitable: las carretas y los carruajes de antaño le dejaron su lugar a autos, camiones y colectivos. Esto llevó a que desaparecieran bajo la piqueta el boulevard y el empedrado.
Hacia fines de los 60 y comienzos de los 70, la avenida se ensanchó con el asfalto y los varios carriles por mano que todavía conserva. Hoy, claro, el camino de las Carretas tiene varios nombres: Alsina desde Banfield hasta la calle Balcarce, en la estación de Lomas; Almirante Brown desde allí hasta Temperley; y Espora en su continuación en Adrogué y Burzaco. El que dice que nunca la recorrió seguro que miente. ¡Hasta la semana que viene!