Promesas César Flores y Máximo Moreno tienen 16 años, están en las Inferiores y fueron convocados para la sub-17 del seleccionado del Antiplano. Conocé su historia.
Con historias distintas, pero un mismo sueño por delante, las carreras de César Flores y Máximo Moreno se cruzaron en las Divisiones Inferiores de Temperley y ahora transitan juntos su camino en la Selección de Bolivia, luego de ser convocados a la pre-selección sub-17 con miras al próximo Campeonato Sudamericano.
Los dos tiene 16 años, se destacan en la séptima división y fueron convocados por el entrenador Pablo Escobar para formar parte de la gira que el combinado boliviano está llevando a cabo en Argentina. Sin embargo, ninguno de los dos es boliviano.
Ambos futbolistas nacieron en Argentina y vivieron toda su vida en el país, pero tienen familia directa de Bolivia y por este motivo, luego de ser seguidos gracias a un buen trabajo de captación por la Federación Boliviana de Fútbol, los seleccionaron y aceptaron la propuesta.
César, delantero con mucho gol, es de Carlos Spegazzini, particularmente del barrio San Javier, y tiene esta oportunidad de jugar en el seleccionado del Altiplano porque su papá y sus abuelos son de La Paz. "La verdad que estoy feliz por la convocatoria, fue algo que siempre busqué desde chico y es una alegría inmensa para mí, como también para toda mi familia y las personas que me apoyaron", señaló, emocionado, en diálogo con La Unión.
Este atacante, que puede desempeñarse como nueve de área o segundo delantero, llegó a Temperley en 2017 y desde los primeros años se destacó dentro de las Inferiores. Por eso, gracias al esfuerzo realizado, vive con gran felicidad esta convocatoria.
"Cuando me lo dijeron fue un momento único y desde ese momento me imaginé un montón de cosas. Lo que quiero ahora es demostrar lo q sé hacer dentro de la cancha con la camiseta de Bolivia", remarcó, confiado e ilusionado.
Y continuó: "Juego de nueve de área, típico centrodelantero, y me considero bueno en aguantar la pelota, tirar diagonales, pero también al momento de desbordar y cuando tengo que descargar e ir al área a buscar el gol. Y obviamente, siempre dando una mano para ayudar al equipo".
La historia de Máximo es diferente a la de su compañero. Él es de Salta, de la localidad de Salvador Mazza, ubicada a 400 kilómetros de la capital de la provincia y en el límite de Bolivia. Y tiene la posibilidad de jugar para Bolivia por un familiar cercano.
"Mi abuelo es de Bolivia y por él me voy a jugar para Bolivia. Yo soy argentino, pero si quedo en la lista de convocados me nacionalizaré", comentó el enganche que llegó el año pasado a las Inferiores del Gasolero.
Su llegada al Gasolero también fue diferente. Él, que nunca había jugado en club, se destacaba en los campeonatos que se armaban en el barrio y fue ahí donde lo vio un ojeador, quien le hizo la propuesta de traerlo a Buenos Aires. Y tras un paso en paso en falso en Argentinos Juniors y San Lorenzo, recalcó el Sur.
Y este año, en su primera temporada en el Celeste, todo salió redondo. "La verdad que fue un 2022 muy bueno. Si bien no arranqué como titular en el equipo, lo pude conseguir con el correr de los partidos, es algo que me propuse y me entrené duro, y gracias a Dios me gané el respeto de mis compañeros y de los entrenadores. Eso, para mí, fue importante y gracias a eso pude llegar a Reserva, algo que veía lejano al principio. Y ahora se agrega lo de las Selección. Más no puedo pedir", remarcó.
Máximo, además, vive en la pensión del club desde que llegó de su pueblo natal y eso, para él, también es un logro porque "no todos los chicos que viene del Interior van a la pasión". En total, son 18 y él es uno de ellos.
Sobre sus calidades, también fue claro: "soy enganche, me gusta más asistir que hacer los goles y me considero bueno en el uno contra a uno". Y por último, a modo de presentación, concluyó: "Quiero ser futbolista profesional, llegar a primera y poder vivir de lo que me gusta, que es el futbol. Y con esto poder ayudar a mi familia y a mis seres queridos".