DURO TESTIMONIO En una nueva audiencia del juicio del Pozo de Banfield, Mariano y María Raquel Camps Pargas revivieron el terrible destino que sufrieron sus papás en 1977.
Alberto Camps y Rosa María Pargas vivían en Lomas de Zamora y fueron víctimas de un violento operativo policial en 1977. A él lo asesinaron y ella continúa desaparecida. Sus hijos, Mariano y María Raquel, fueron testigos de esa terrorífica escena siendo muy pequeños y ahora tuvieron la oportunidad de pedir justicia, en una nueva audiencia del juicio por los delitos de Lesa Humanidad cometidos en el Pozo de Banfield, el Pozo de Quilmes y el Infierno de Lanús.
Alberto fue uno de los tres sobrevivientes de la llamada Masacre de Trelew ocurrida en agosto de 1972. Conoció a Rosa en el penal de Rawson, donde estaban detenidos como presos políticos. Cuando los liberaron, se fueron del país y volvieron en 1976 de manera clandestina para radicarse en Lomas y vivir con sus hijos Mariano y María Raquel. Este sería su destino final.
El 16 de agosto de 1977, Rosa fue atacada por fuerzas represivas en Lomas cuando estaba con su hijo Mariano, de 3 años. "Mi mamá y yo salimos en bicicleta por la calle Beltrán y antes de llegar a la esquina nos tiran de la bici. Yo logro cruzar la calle y cuando me doy vuelta, veo cómo a mi mamá le están saltando en el estómago y le pegaban. Tengo el recuerdo vivo", relató Mariano durante el juicio.
"Me agarran y me llevan a un auto estacionado sobre Sixto Fernández, me suben al asiento de atrás y escucho que se abre el baúl y ruidos", completó, y contó que su mamá intentó ingerir una pastilla de cianuro, pero fue golpeada y secuestrada. A Mariano lo llevaron al hogar El Alba de Burzaco junto a su hermana, que tenía apenas 11 meses. Su mamá Rosa fue trasladada al Pozo de Quilmes y nunca más se supo de ella.
María Raquel estaba con su papá en el momento que secuestraban a su madre, pero también le tocó presenciar la detención de su padre siendo una bebé. "Entran a la casa a balazos, hieren a mi papá casi de muerte, pero antes me salvó porque me puso a resguardo dentro del baño. A mi papá no lo querían matar, lo sacan en camilla y lo llevan al Hospital Gandulfo. A punta de pistola exigen que lo revivan pero finalmente piden un traslado a otro hospital y no llega. Es enterrado en una fosa común", detalló ante los jueces. Los restos de Alberto fueron identificados recién en 2001.
Los dos hermanos fueron recuperados por sus abuelos días más tarde y se criaron con ellos. Durante gran parte de su vida no conocieron la verdadera historia de sus padres y ni siquiera tenían imágenes en la casa. "La familia estaba totalmente destrozada. No había ni siquiera fotos. Entiendo que era doloroso y el miedo. Al llegar a la adolescencia comencé a querer reconstruir la vida de mis padres para saber quién era yo", dijo María Raquel.
Nos levantamos y llenamos los pulmones de pedido de memoria, verdad y justicia, por ellos y por nosotros también.
Su hermano Mariano conserva recuerdos un poco más nítidos: "De mi papá me acuerdo que me cuidaba de que no cruzara la calle, lo recuerdo haciendo un asado en Lomas y yo tocándole la cara. A mi mamá la recuerdo llorando desconsolada, creo que era por enterarse que su hermano Carlos había sido desaparecido".
Los hermanos tuvieron que recorrer distintos centros clandestinos de detención para poder averiguar la verdadera historia de sus padres en base al testimonio de compañeros. "El camino de los hijos fue complejo pero acá estamos, nos levantamos y llenamos los pulmones de pedido de memoria, verdad y justicia, por ellos y por nosotros también", enfatizaron ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata.