¿más fantasmas? Un vecino lomense contó cómo su amigo, que trabajó en el cementerio municipal, se sorprendió terroríficamente con presencias no deseadas.
Cuando se habla de historias fantasmales, es imposible no pensar en un cementerio como escenario para episodios terroríficos. El Cementerio de Lomas es un claro ejemplo: varios empleados aseguraron haber vivido algunas situaciones escalofriantes. Miguel, un vecino de la localidad, contó las vivencias de su amigo "Pupi" en dos espeluznantes momentos: vientos helados en el primer piso y la presencia de una mujer sentada en su propia lápida.
"'Pupi, un amigo muy cuerdo y creíble, me contó que trabajó un año en el Cementerio de Lomas, en el turno noche. Como tenía un compañero de edad avanzada, se ofreció para hacer él las caminatas y las guardias por el lugar", empezó a relatar Miguel, mientras dijo entre risas que él "no trabajaría ni de casualidad" en el espacio municipal donde descansan los restos de cientos de vecinos.
Lo cierto es que el compañero anciano le recalcó a Pupi que en el Cementerio hay perros: son mascotas de dueños fallecidos que siguieron el carruaje y que están esperando que su amo salga, un hecho que no sucederá, y por eso es que viven allí y son alimentados por los propios cuidadores. "No vayas donde los perros no quieren ir", le advirtió el anciano.
"Mi amigo subió al primer piso, alrededor de las 2 o 3 de la mañana, revisó con la linterna de que todo esté en orden y notó que los perros se quedaron quietos, que no quisieron subir", contó, y rápidamente continuó, con escalofríos de solo contar la historia: "Enseguida, él sintió un viento helado, frío, con unas esferas negras que pasaron cerca de él, que iban y venían. Por supuesto, bajó corriendo".
Mi amigo subió al primer piso, alrededor de las 2 o 3 de la mañana, revisó con la linterna de que todo esté en orden y notó que los perros se quedaron quietos, que no quisieron subir. Enseguida, él sintió un viento helado, frío, con unas esferas negras que pasaron cerca de él, que iban y venían. Por supuesto, bajó corriendo.
Cuando Pupi le contó al compañero de lo que pasó, el anciano le explicó que los perros pueden ver y sentir la presencia de espectros o fantasmas.
"También me contó que varias noches veía a una mujer sentada en un banco, junto a una lápida. Un amanecer se acercó a diez metros y, al verle el rostro, se dio cuenta de que era la señora fallecida de la lápida en la que estaba sentada, ya que la pudo comparar con la foto del lugar", agregó Miguel. Terrorífico.
También me contó que varias noches veía a una mujer sentada en un banco, junto a una lápida. Un amanecer se acercó a diez metros y, al verle el rostro, se dio cuenta de que era la señora fallecida de la lápida en la que estaba sentada, ya que la pudo comparar con la foto del lugar.
Lo cierto es que, cada vez con más frecuencia, salen a la luz historias sobre lomenses que aseguran haber tenido una experiencia paranormal en distintos ámbitos de la vida.