MIRADA Rosana Monzón acompaño a sus hijos a una competencia de "Comunidad del Free" y quedó fascinada. Ahora trabaja para desterrar los prejuicios que todavía persisten sobre este arte.
El Freestyle, sin duda, ha tomado un rol preponderante en los últimos años, sobre todo en los jóvenes y adolescentes que quieren incursionar en la escena cultural. Las competencias de rap en distintas plazas son un fiel ejemplo y eso es lo que pudo notar la vecina Rosana Monzón (53), quien empezó a asistir al Parque Finky de Turdera y se sorprendió por el nivel intelectual de los participantes a la hora de improvisar, además del respeto entre todos los concursantes. La lomense invitó a todos los adultos a ser parte de esta movida y de acompañar a los jóvenes en sus sueños y deseos.
"En octubre del 2021 mis hijos de 13 y 23 años me comentaron que iban a asistir a una competencia de rap en el Parque Finky y ese día decidí acompañarlos. La primera impresión que tuve es que este movimiento ni se conoce por la gente de mi edad", empezó a contar Rosana acerca de su primera experiencia como espectadora de batallas de freestyle.
"Se juntan a batallar para ver quiénes riman e improvisan mejor. Parece un arte simple, pero no lo es. Desde afuera hay otra mirada, un poco más prejuiciosa, y me parece que se merece una oportunidad", contó la vecina de Turdera.
Rosana contó que este tipo de evento, llamado "Comunidad del Free", se hace domingo por medio a partir de las 17, siempre en el Parque Finky (ubicado en San Basilio y Vicente López), donde los competidores participan de varias fechas hasta conocer al ganador.
"Comunidad del Free", se hace domingo por medio a partir de las 17, siempre en el Parque Finky (ubicado en San Basilio y Vicente López), donde los competidores participan de varias fechas hasta conocer al ganador.
"Cada dos semanas, la cantidad de chicos va en aumento. Muchos se acercan desde Capital o zona Norte, incluso sin tener plata para pagar una pequeña inscripción, que es de $30 y que sirve para armar un pozo que se lleva el ganador", detalló. Inmediatamente contó: "Hay un gran clima de alegría entre ellos, incluso algunos pagan por los que no tienen plata con tal de que participen. Cuando termina la batalla, el perdedor abraza al ganador con un respeto que me emociona".
"Disfruto mucho las batallas porque las frases que arman son muy ocurrentes y sin insultos. Sostengo que hay un gran nivel cultural", dijo la lomense, fiel seguidora de cada fecha.
Muchos chicos se acercan sorprendidos por ver a gente adulta y agradecen el gesto de sacarles fotos y el aguante en cada jornada. Una vez uno de los competidores me contó que se peleó con la novia porque la mamá de la chica no quería que salga con un rapero. Él me abrazó en forma de agradecimiento por no prejuzgar y entender los gustos de ellos.
Monzón aclaró que ella no va como "la mamá de tal" sino como parte del público espectador y, junto a un amigo, sacan fotos para promocionar esta actividad. A raíz de este gesto, "muchos chicos se acercan sorprendidos por ver a gente adulta y agradecen el gesto de sacarles fotos y el aguante en cada jornada". "Una vez uno de los competidores me contó que se peleó con la novia porque la mamá de la chica no quería que salga con un rapero. Él me abrazó en forma de agradecimiento por no prejuzgar y entender los gustos de los chicos", acotó, con cierta emoción en el relato.
Para finalizar, Rosana invitó a que más adultos mayores se acerquen a las competencias de freestyle, ya sea en el Parque Finky o en cualquier otro lugar, y dejó un mensaje para la sociedad: "Muchas veces, por la mirada adulta que se cree superior, nos perdemos mucho de los jóvenes. Ellos tienen mucho para dar desde su cultura, adaptada a la actualidad, y el freestyle es un claro ejemplo de riqueza y de rejuvenecimiento espiritual".