RAÍCES Héctor es hijo y nieto de gauchos que se radicaron en Lomas. "En mi familia había muchos patriarcas. Mi papá fue un gigante en esta zona lomense", contó.
Como todos los 6 de diciembre, en Argentina se conmemora el Día Nacional del Gaucho. Una fecha que, sin dudas, busca honrar al habitante característico de las llanuras. Si hay alguien que lo logra es Héctor Safatle, nieto e hijo de gauchos que se radicaron en Lomas y por quienes mantiene viva la tradición gauchesca.
"Se cree que la palabra gaucho proviene de un vocablo indígena, por lo que es americanista. En el idioma nativo significaba ilegítimo o marginal", empezó a relatar Safatle. Inmediatamente, Héctor advirtió que el gaucho que hoy se conoce poco tenía que ver con aquellas personas, que "solían escapar de los poblados de 1700 y adentrarse en las aventuras de las llanuras".
"Esos hombres tenían un modo de vida que hoy es complicado de entender. Hacían la guerra por diversión, pero hacían la patria por devoción hasta su desaparición a fines del siglo XIX", contó Quique, un apasionado por sus raíces, a tal punto que se involucró en la Asociación Sanmartiniana de Lomas y en el Instituto Histórico Municipal.
En mi familia había muchos patriarcas. Primero, la figura de mi abuelo, y después la de Juan, mi papá, que fue un gigante de esta zona lomense.
La historia de la familia Safatle en Lomas comenzó gracias a los abuelos de Héctor, quienes llegaron provenientes de Siria a principios del siglo XX. "Se establecieron en un conventillo de Palermo, pero no se hallaban. En su país natal, ellos eran una especie de revolucionarios y fue un gran cambio de vida", detalló. "En mi familia había muchos patriarcas. Primero, la figura de mi abuelo, y después la de Juan, mi papá, que fue un gigante de esta zona lomense", señaló.
La actual avenida Santa Fe y su continuación, Frías, era lo que en aquel entonces se conocía como el "Camino de las Tropas", donde pasaban los arrieros en tropillas y se desviaban a los corrales de los Safatle y, por ende, la casa del gaucho Juan, que los esperaba vestido de chiripá y bombacha de campo. "Ahí siempre iban a tener una pava con agua caliente, un catre y una hacienda protegida y cuidada para descansar", contó sobre sus recuerdos, e inmediatamente acotó: "Antes de que la luna se vaya para siempre de esa noche y que el sol tiñera el horizonte con rayos rojizos, los gauchos se levantaban del recado y lo primero que hacían era ver a sus caballos, para después ir a la cocina de mi casa a prenderse un cigarro y tomar un mate amargo. La rutina siempre era la misma".
La actual avenida Santa Fe y su continuación, Frías, era lo que en aquel entonces se conocía como el "Camino de las Tropas", donde pasaban los arrieros en tropillas y se desviaban a los corrales de los Safatle y, por ende, la casa del gaucho Juan, que los esperaba vestido de chiripá y bombacha de campo.
"Ser gaucho es una filosofía de vida. Es el último hidalgo de la hispanidad, es un romántico por mantener viva la tradición", dijo quien mantiene vivo el legado de su abuelo y su padre ya que se dedica a las tropillas. "Actualmente, cuando querés resaltar las virtudes de un hombre y alabarlo, entonces le decís gaucho. Lejos quedó aquel significado de marginal o pobre", sostuvo el lomense.
Ser gaucho es una filosofía de vida. Es el último hidalgo de la hispanidad, es un romántico por mantener viva la tradición.
"El día que desaparezcan los gauchos, yo sé donde ir a buscarlos: al cielo de la gloria, al mundo eterno de las almas, este planeta les quedó muy chico", cerró emocionado.
El Día Nacional del Gaucho fue sancionado el 15 de diciembre de 1993 por la Ley N°24303, en homenaje a la fecha de la publicación de "El Gaucho Martín Fierro", escrito por José Hernández en 1872, escrito que es considerado una de las obras más trascendentes de la poesía gauchesca.