DAR TODO Y MÁS El lomense Leo "Patón" Morillo alegra hospitales, comedores y merenderos del país vestido de payaso o Papá Noel. En septiembre navegará por el Río Salado.
En forma de payaso, la solidaridad viaja en dos ruedas y, próximamente, en canoa. Leo "Patón" Morillo es un vecino de Llavallol que decidió dar hasta lo que no tiene por el otro: desde joven se viste de payaso o de Papá Noel y visita instituciones como el Hospital Llavallol o distintos comedores, con el objetivo de alegrar y robar sonrisas, tarea que desparramó con su bicicleta por todas las rutas del país. En septiembre tiene pensado, también disfrazado, navegar en el Río Salado, desde Santa Fe hasta el Río de La Plata. "La carita de los nenes no se paga con nada", dice, feliz de la vida que lleva.
Su costado benéfico se despertó a mediados de la década del '90, cuando con unos amigos hicieron un festival para el Hospital Español. "Me puse el traje del Señor Televisor, uno de los personajes famosos del programa de Flavia Palmiero, y cuando vi la alegría de los chicos supe que esta actividad estaba muy buena", rememoró Leo sobre uno de sus primeros contactos con la solidaridad.
Gracias a esa pasión, se postuló como repartidor de volantes de un circo, donde los payasos les enseñaron los secretos para poder robar sonrisas y entretener al público. Pero, el 13 de junio de 1999, tras un enfrentamiento entre hinchas de distintos clubes de fútbol, el "Patón" fue internado en el Hospital Gandulfo. "Cuando me dieron el alta, me fui a un mayorista a comprar chupetines y alfajores para repartirle a los nenes en el hospital. Como que mi vida hizo un click", contó Morillo, con cierta emoción.
Cuando voy a un comedor o a una sociedad de fomento, la gente me brinda hasta lo que no tiene. Que los nenes vean un payaso o un personaje los marca para toda la vida.
"A partir de ahí, me vestí siempre como payaso, como Rey Mago o como Papá Noel para contagiar alegría a los internados del Gandulfo", dijo. Y no solo por Lomas. La travesía empezó a tomar vuelo (o, mejor dicho, pista) y con su bicicleta y su disfraz comenzó a visitar distintos puntos del país, todo con el objetivo de llegar a los lugares más recónditos y necesitados. "Cuando voy a un comedor o a una sociedad de fomento, la gente me brinda hasta lo que no tiene. Que los nenes vean un payaso o un personaje los marca para toda la vida", explicó, como si esa energía fuera el empuje para que la bicicleta sume kilómetros por las rutas de Argentina.
Yo hago las cosas por los olvidados. Hoy Dios me utiliza de esta manera particular para hacer salir a la gente de sus problemas.
"Patón" también colaboró enormemente con Villa Paranacito, un municipio de Entre Rios que sufrió una gran inundación en 2016: "Yo era seguridad en un bar y le dije a mi jefe que necesitaba que me preste plata. Con ese dinero, que devolví con casi un año de trabajo gratis, pude armar un evento y junté dos camiones de mercadería".
Hace cuatro años, Leo hizo un enorme festival en la puerta de su casa: a la movida se sumaron artistas de renombre de la movida tropical y participaron cerca de mil vecinos. "Se juntaron un montón de donaciones y, como siempre, todo fue a parar al Gandulfo. La carita de los nenes no se paga con nada", recalcó.
La muerte de su mamá, unos meses atrás, fue un golpe durísimo para la vida de Leo. La última vez que fue vestido de Papá Noel al Gandulfo, el año pasado, fue recibido por los mismos médicos y enfermeros que lucharon hasta el último día para salvar a su madre de una enfermedad terminal. Ese dolor, Leo lo convirtió en más solidaridad.
Para septiembre, Leo prepara una travesía que puede dejarlo en la historia: junto a Richar Olariaga, otro corazón solidario, buscan cruzar el Río Salado en la canoa "La Doña María" (en honor a su mamá), desde Teodolina, Santa Fe, hasta la desembocadura del Río de La Plata, con la intención de llevar alegría y robar sonrisas en el camino.
Para septiembre, Leo prepara una travesía que puede dejarlo en la historia: junto a Richar Olariaga, otro corazón solidario, buscan cruzar el Río Salado en la canoa "La Doña María" (en honor a su mamá), desde Teodolina, Santa Fe, hasta la desembocadura del Río de La Plata. "Vamos a navegar vestidos de payasos, con la intención de llevar alegría y robar sonrisas en el camino. Ya lo hice por tierra, me falta por agua", contó Morillo, ansioso y con grandes expectativas. Inmediatamente agregó: "Nuestro corazón en la canoa nos va a llevar a la meta, estoy seguro".
"Yo hago las cosas por los olvidados. A mí me miraron de costado y me juzgaron, entonces yo quiero demostrar que no hay que olvidarse de donde saliste. Hoy Dios me utiliza de esta manera particular para hacer salir a la gente de sus problemas", concluyó "Patón", con la voz resquebrajada.