UN SÍMBOLO DEL LUGAR Se construyó en 1975 para ese fin, pero los problemas de presión y de caños lo hicieron inutilizable. Hoy es un punto de referencia en el barrio.
Cuando se nombra al barrio Santa Marta es imposible no relacionarlo con el tanque de agua que se encuentra en la esquina de la plaza que lleva el mismo nombre, en Tavano y Valparaíso. La historia de la imponente construcción se remonta a 1975, cuando en la zona había pocas casas por cuadra y mucho espacio verde. Pero lo llamativo de la historia es que el tanque, que tenía como fin abastecer de agua potable, nunca estuvo en funcionamiento por la poca presión que soportaban los caños de la construcción y quedó sin utilizar. Dos vecinos cercanos contaron los recuerdos de su infancia y el nacimiento del tanque, que hoy en día es un símbolo y un punto de referencia para quienes viven en la zona.
Raúl Pereyra nació en Santa Marta y desde chico fue testigo de una de las construcciones más importantes para el barrio: el tanque, situado en la plaza (en Tavano y Valparaíso), fue creado en 1975 y durante la intendencia de Eduardo Duhalde, con el objetivo de abastecer de agua potable a todas las casas de la zona. "Yo tenía 10 años y se me viene a la mente toda la construcción, recuerdo las estructuras de madera, los fierros y una gran cantidad de materiales en el lugar. Hubo una movida de personal y de camiones en toda la zona", dijo el lomense de 55 años, que vive a una cuadra de donde está ubicado el tanque.
El tanque, situado en la plaza del barrio (en la esquina Tavano y Valparaíso), fue creado en 1975 y durante la intendencia de Eduardo Duhalde, con el objetivo de abastecer de agua potable a todas las casas de la zona.
"Cuando sacaron el encajonado de madera y quedó al descubierto la construcción fue una cosa de locos. Era gigante y tanto a mí como a mis amigos nos parecía monstruoso", admitió Pereyra al recordar su primera impresión al ver al tanque de pie, con sus aproximados treinta metros de alto. Y luego añadió que, con la fantasía y la imaginación de su infancia, lo veía como "algo del futuro".
Lo curioso es que nunca llegó a cumplir su propósito de abastecer de agua al barrio. "Colocaron los caños y lo pusieron en funcionamiento, pero no había presión. Nosotros", contó Pereyra, que luego agregó: "Algunas personas del barrio quisieron arreglar el problema, subieron al tanque, abrieron más las llaves y los caños que cruzaban por la plaza comenzaron a reventar por la fuerza, brotaba el agua como fuente". Debido a este problema, quedó inutilizable.
Cuando sacaron el encajonado de madera y quedó al descubierto la construcción fue una cosa de locos. Era gigante y tanto a mí como a mis amigos nos parecía monstruoso.
Ramón Mansilla, otro de los vecinos de Santa Marta, que vive a 100 metros del tanque, contó que "al poco tiempo, se colocaron canillas en todas las esquinas de la calle Tavano". "Ahí podíamos ir a buscar agua potable, porque varios usaban agua de pozo", dijo Ramón sobre la solución que se encontró al inconveniente", marcó.
Para entender el contexto al momento de la construcción, el barrio Santa Marta contaba con pocas casas por cuadra y bastante espacio verde. "Cuando mis padres llegaron, era todo campo. Los colectivos llegaban sólo hasta lo que se conoce como cinco esquinas", admitió Mansilla, de 50 años y otro de los testigos de la construcción del tanque.
Fue un cambio determinante para el barrio, y más para la década del '70.
Con el paso de los años, la imponente estructura quedó como un símbolo para los lomenses de la zona y, para muchos, es utilizado como un punto de referencia. "Fue un cambio determinante para el barrio, y más para la década del '70", dijo Pereyra, mientras que Mansilla coincidió y acotó que se puede visualizar desde muchísimos lugares: "Por su altura, tenía las luces de señalización y actuaba de pararrayos".
Según ambos vecinos, existe otro tanque idéntico en Villa Albertina que se construyó para la misma época y con el mismo fin.