HACIA ATRÁS El espacio para faenar animales tuvo gran relevancia en la localidad. Un repaso por su historia y la experiencia de un lomense que trabajó ahí a cambio de comida.
Se sabe que Argentina es uno de los países con mejor ganadería del mundo, con producción y exportación de carnes de primera calidad. Y Lomas tuvo su Matadero Municipal, que se ubicaba en la calle Campos, desde Fonrouge hasta Pedernera. El historiador Norberto Candaosa fue el encargado de contar la historia del emblemático lugar, mientras que el lomense Ángel Severo Mastrangelo, contó su experiencia al trabajar en el lugar durante los primeros años de su adolescencia.
Fue uno de los primeros lugares donde se comenzó a controlar el faenado, entre finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX. Candaosa, perteneciente al Instituto Municipal de Lomas, hizo un repaso sobre los inicios del matadero remontándose a mediados de 1870. En esa época, los lomenses que querían faenar su ganado lo podían hacer sin inconvenientes y sin restricciones, hasta que José Salustiano Grigera, un descendiente de la familia fundadora de Lomas, en conjunto con algunos colegas, pidieron poner mataderos personales en la localidad. "La Municipalidad les dio el permiso, pero para colocarlos a 20 cuadras de la urbanización", explicó Norberto.
"En 1894 sí aparece el Matadero Municipal, que era de los señores industriales Amero y Lugano y que es reconocido por el Municipio. Ahí comienza la inspección sanitaria del producto terminado, ya que contaba con el médico veterinario Alejandro Cadet", detalló el historiador.
Tras 14 años en funcionamiento, en 1908 sufre una importante modificación edilicia y continúa con sus actividades por más de tres décadas, hasta que el Intendente Felipe Castro construye, gracias a un préstamo, un nuevo matadero propio del Municipio de Lomas. En ese nuevo matadero, ya no sólo se inspeccionaba al animal faenado, sino que se comienza a darle importancia a la higiene de las vacas, ovejas y cerdos al ingresar al lugar.
Tras 14 años en funcionamiento, en 1908 sufre una importante modificación edilicia y continúa con sus actividades por más de tres décadas, hasta que el Intendente Felipe Castro construye, gracias a un préstamo, un nuevo matadero propio del Municipio de Lomas.
En ese nuevo matadero, construido en el mismo espacio, ya no sólo se inspeccionaba al animal faenado, sino que se comienza a darle importancia a la higiene de las vacas, ovejas y cerdos al ingresar al lugar. Además, el personal debía tener certificado de salud y utilizar el uniforme correspondiente.
"De todas formas, no perdura por mucho tiempo ya que empiezan a aparecer en la zona los primeros frigoríficos, por lo que ya no tenía sentido matar al animal ahí", señaló Candaosa, que calcula que la desaparición del Matadero Municipal se dio entre 1952 y 1954.
EN PRIMERA PERSONA
Ángel Severo Mastrangelo, más conocido como "Cacho", supo trabajar en el Matadero Municipal de Lomas en el comienzo de su adolescencia. Para cuando Ángel nació, en 1927, el matadero ya funcionaba en las cercanías de su casa. Con sus 93 años y con una memoria envidiable, recordó cómo era la labor: "Cuando tenía 12 o 13 años, con un grupito de muchachos íbamos y ayudábamos a limpiar, más que nada a barrer y baldear. La paga eran patas, rabos o lenguas para que nuestras madres hagan puchero".
Cuando tenía 12 o 13 años, con un grupito de muchachos íbamos y ayudábamos a limpiar, más que nada a barrer y baldear. La paga eran patas, rabos o lenguas para que nuestras madres hagan puchero.
"Cacho" rememoró que sobre la calle Pedernera había un zanjón por donde corría la sangre que provenía del matadero: "Nosotros barríamos y baldeábamos en esa dirección. La sangre llegaba, por esa zanja, hasta la calle Lugano".
"Veíamos cómo mataban a las vacas. Les quitaban el cuero y después los mandaban a la carnicería", contó, y rápidamente agregó: "A las vacas les cortaban las piernas y nosotros éramos los encargados de sacarles las pezuñas, ese trabajo lo hacíamos en una pileta con agua caliente".
Norberto dijo que, en 1955, la Municipalidad de Lomas decidió subastar todos los materiales y las construcciones del matadero, mientras que el terreno fue destinado para una plaza. "Más tarde, en ese lugar aparece la Escuela N°73, una iglesia evangélica y la antigua Guardería Municipal N°4, hoy Jardín N° 913", concluyó.