Lomas Este Alberto se adelanta al protocolo y prepara unas barandas coloridas que le permitirán controlar el ingreso de los vecinos y poder respetar el distanciamiento. Mientras tanto, sigue con sus copos de azúcar y sus pochoclos, que se encargan por teléfono.
Hace rato que la Plaza Steinberg no está llena de chicos. Pero desde hace unas semanas, con el frío un poco más lejos, José Alberto Castelli (65) pasa horas en su calesita: ya piensa en la vuelta. La arregla, la pinta, la pone más linda.
Alberto o José, le dicen de las dos maneras, siempre está ahí, haciendo algo. Charla con algún vecino que saca a pasear al perro y con algún nene que le pregunta cuándo volverá a girar ese tesoro que ya tiene 34 años y vio pasar a varias generaciones de lomenses. Así todos se extrañan un poco menos: Alberto está cerca de los chicos, y los chicos confirman que Alberto va a volver.
Si bien no hay fecha ni detalles de cómo será el regreso, ya sabe que se va a tener que respetar cierta distancia entre los vecinos y un cupo máximo para entrar. Es por eso que, dentro de la demarcación de la calesita, está colocando unas barandas coloridas que le permitirá controlar el acceso. “Cuando se pueda trabajar me va a ayudar a aplicar un protocolo que seguramente las autoridades determinarán para poder regular la cantidad de gente que entra y sale, y a partir de ahí cumplir con el distanciamiento que seguramente habrá que cumplir”, comentó.
Y agregó: “También estoy mejorando las instalaciones para adecuarme a la ordenanza que dispuso el Concejo Deliberante el año pasado con respecto a las calesitas y a los juegos infantiles”, cuenta el dueño de la sortija en Cerrito y Balcarce.
Para Alberto, la calesita no es un negocio, “es la posibilidad de relacionarse con los chicos, lo mejor que tiene este mundo”. Y se nota: en cada vuelta regala sortijas y caramelos.
“Los chicos me atraen mucho, la pureza que tienen no se compara con nada”, dijo hace un año en una entrevista de La Unión, en la que contó que con sus propias manos instaló la calesita cuando era un espacio abandonado que parecía un potrero.
Ahora, con el aislamiento, sigue con la venta de golosinas, pochoclos y copos de azúcar. El que quiera puede hacer el pedido por teléfono al 1166923833 y lo retira por la calesita los viernes, sábados, domingos y feriados, de 14 a 16.