Pozo de Banfield: sobrevivientes relataron el horror de la picana eléctrica
AVANZA EL JUICIO. Cuatro personas describieron las torturas que sufrieron en el centro clandestino de detención de Siciliano y Vernet en la última dictadura militar.
Sobrevivientes que pasaron por el Pozo de Banfield relataron el calvario que vivieron en ese centro clandestino de detención durante la última dictadura militar. Declararon en una nueva audiencia del juicio por los delitos de Lesa Humanidad cometidos en este lugar.
La primera en testificar fue Norma Castillo, quien fue secuestrada junto a su esposo por "siete hombres encapuchados con armas largas" el 14 de mayo de 1975 en Haedo. Ambos fueron brutalmente golpeados y sometidos a simulacros de fusilamiento.
La pareja fue llevada luego al Pozo de Banfield, en Siciliano y Vernet, donde comenzó la peor parte del horror. "Escuché gritos horrorosos de compañeros a los que les ponían picana, les daban mucha picana. Después le tocó a mi compañero. Fue muy doloroso y horrible de aguantar", recordó Norma, quien recibió "muchos golpes en el estómago" mientras torturaban a su esposo.
El hijo de la pareja, Nelsón, quedó al cuidado de sus abuelos durante cinco años. Ese fue el tiempo que Norma y su marido estuvieron detenidos, pasando por las cárceles de Olmos, Villa Devoto y Sierra Chica, hasta ser liberados en noviembre de 1980. "Mi esposo murió a los 53 años. Era cardíaco y creo que la picana lo afectó", comentó.
Por otra parte, prestó declaración Rafael Runco, un vecino de Munro que fue secuestrado de una manera similar el 13 de mayo de 1975. Quienes irrumpieron en su vivienda le exigían que entregara armas, con una pregunta sarcástica: "¿Cómo no vas a tener armas? Si sos un guerrillero". Acto seguido, lo llevaron al Pozo de Banfield, donde le aplicaron "la picana eléctrica por todo el cuerpo y se ensañaban con los genitales". Recuperó la libertad en 1981 y salió del país para radicarse en Londres.
También testificaron los hermanos Carlos y Oscar Geraci, secuestrados el mismo día que Runco en Villa Crespo y víctimas del mismo horror en el Pozo de Banfield, donde estuvieron durante 25 días hasta que los trasladaron a Sierra Chica. Los liberaron en 1979 y les dieron la opción de salir del país, por lo que eligieron mudarse a Suecia.
"Se escuchaban los gritos de la gente torturada y las puteadas de la Policía, que decía barbaridades tratando de asustar. No fui torturado con picana, pero psicológicamente sí", señaló Oscar, mientras que su hermano Carlos hizo hincapié en las golpizas que recibió: "Nos daban un golpe en la cabeza, una patada y nos decían 'ahora van a ver lo que es bueno'. Me dieron trompadas y una patada en el cuello".