La Unión | Salud
El ziika ya es un desafío de salud pública a largo plazo
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A fin de 2016, 22 países informaron casi 2.500 casos de síndrome congénito asociado con zika, entre los 48 estados de la región.
Durante 2016, el virus del zika se propagó rápidamente a través de las Américas después de su aparición inicial en Brasil, en mayo de 2015. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) respondió rápidamente, desplegando más de 80 misiones de expertos para ayudar y hacer frente a la epidemia.
Para eso lanzó una nueva estrategia regional para prevenir y controlar los virus transmitidos por mosquitos, que amenazan a unas 500 millones de personas en la región.
Al cierre del año, 48 países y territorios del continente americano reportaron más de 532
mil casos sospechosos de zika, incluyendo 175.063 casos confirmados. Además, 22 países y territorios informaron 2.439 casos de síndrome congénito asociado con el virus. Cinco países habían notificado casos de transmisión sexual de zika.
El virus del zika es transmitido por mosquitos, pero también se descubrió que se contagia por vía sexual y es conocido por causar defectos de nacimiento. Antes de 2015, poco se sabía acerca del zika aparte de los informes de pequeños brotes anteriores en Micronesia y en la Polinesia Francesa. Pero el brote en el Noreste de Brasil atrajo la atención, ya que
as imágenes de recién nacidos con microcefalia, o cabezas más pequeñas que las normales, aparecieron ampliamente.
La directora de la OPS, Carissa Etienne, relató la repentina aparición del zika en Brasil y su rápida propagación en las Américas: “Nadie podría haber imaginado hace dos años que nuestros niños serían afectados por la microcefalia como resultado de un enemigo alguna vez dormido”.
Los especialistas aseguraron que todavía hay un largo camino por recorrer respecto al zika. Se necesitará el desarrollo de nuevas herramientas asequibles por parte de la comunidad científica, incluyendo pruebas diagnósticas y una vacuna contra el zika, así como la innovación en el control de vectores, que es una prioridad urgente. “Los sistemas de salud tendrán que estar preparados para asegurar la introducción de estas nuevas herramientas y que sus beneficios lleguen a todos, no sólo a unos pocos”, dijo Etienne.
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