La historia de Leandro Brey, el mejor alumno de Los Andes

Entrevista. Con 18 años, brilla en el Milrayitas de Salomón y tiene una vida ligada al club. Terminó el colegio en el Ejercito de Los Andes y se formó en el predio de Albertina. "Los Andes es mi familia", remarca.   

Brey con 18 años es la revelación del Milrayitas

Crédito: Prensa Los Andes

Brey, con 18 años, es la revelación del Milrayitas.

Es el arquero más joven del fútbol argentino, tiene la valla menos vencida de la Primera B, y ya es una de las figuras de Los Andes. Leandro Brey, con 18 años, sorprende por condiciones y personalidad, por la autoridad que muestra para defender ese arco pesado, y por eso es uno de los orgullos de la institución, tanto dentro como fuera del campo de juego. 

Brey, con un puñado de 10 partidos, se ganó la titularidad en el elenco que comanda Sebastián Salomón y es el reflejo de un producto bien Milrayitas. No sólo porque se formó en las Divisiones Inferiores del club, sino porque también terminó el secundario en el Ejército de Los Andes, el establecimiento educativo que tiene la entidad lomense al lado del estadio Eduardo Gallardón.

"Fue muy lindo haber ido al colegio del club, haber terminado los estudios ahí, y lo disfruté muchísimo. Eso aumenta el sentido de pertenencia que siento por la institución", señala el joven arquero en una charla con Diario La Unión, en la que comenta que allí cursó tres años, el último en medio de la pandemia, y sólo le queda una materia por rendir. "El club me formó en todos los sentidos y siempre le tendré un cariño especial. Los Andes es una familia", agrega.

Este arquero, que ya es seguido de cerca por el entrenador del seleccionado nacional sub-20, Fernando Batista, tiene un lazo especial con Los Andes, difícil que se rompa con el paso del tiempo, y sus años en el colegio como el predio de Albertina así lo demuestran.

"Muchas veces, durante los recreos, nos quedábamos mirando los entrenamientos cuando el plantel entrenaba en el estadio y varías veces charlaba con mis compañeros a la distancia. Y ahora verme del otro lado, es algo muy lindo", comenta, emocionado, el joven lomense, que jugó en el baby fútbol en el club Olimpia, cuna de grandes futbolistas.

ARCO BIEN PROTEGIDO

Hoy, después de años de intercalar jornadas entre el predio de Albertina y el colegio Ejercito de Los Andes, le llegó su gran oportunidad en la primera del Milrayitas, justamente sus primeros minutos los atajó en el arco que da a la escuela secundaria. Y sus números son muy buenos: cinco partidos con la valla invicta, apenas cinco goles en contra y un penal atajado. Así transformó su arco en uno de los menos vencidos del fútbol argentino

"Trato de estar lo más tranquilo posible, concentrado y enfocado en lo que hay que hacer, siempre con los pies sobre la tierra, sin perder el foco y seguir paso a paso. Si bien nunca pensé que me iban a pasar tantas cosas juntas, lo disfruto y lo afronto sin enloquecerme y enfocado en mis objetivos", recalca, claro y contundente.

Con esa solvencia que muestra en el campo de juego, Brey parece un experimentado al momento de declarar y sabe lo que dice, y más cuando le nombran la Selección Argentina y el interés de clubes pesados del fútbol argentino. "Son cosas del ámbito del fútbol y lo tomo de la mejor manera, sabiendo que es algo bueno pero eso no me tiene que desenfocar. Yo sigo el mismo camino", asegura Brey, que desde novena división defiende el arco de Los Andes, luego de que varias personas lo convenzan para que sea arquero. "Yo atajaba en el baby fútbol del Olimpia y jugaba del central en infantiles de Los Andes, y recién en novena fui al arco. Todos me decían que pruebe en ese puesto, especialmente un papá de un compañero, que hasta el día de hoy me recuerda esa charla y nos reímos", profundiza sobre sus primeros pasos, claves para hoy disfrutar de su actualidad.

Y no es para manos. Esos consejos lo llevaron, sin escala, al arco titular de Los Andes, un arco de por sí pesado, y lo encuentra hoy con un gran momento, siendo el presente y el futuro del club que lo marcó a fuego en todo sentido.

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