Todos los rincones tienen su historia 

De puño y Letra. La historia de Llavallol, al igual que la del resto de Argentina, está escrita por los inmigrantes, pero en este caso polacos y ucranianos. 

Hola, amigos de La Unión. De mi parte les cuento que después de haber vivido con mi familia un momento difícil, de incertidumbre, de no saber el desenlace... estamos volviendo a disfrutar cada instante.  

Juntos estamos aprendiendo a valorar los detalles, los pequeños momentos. La pandemia nos hizo darnos cuenta de que hay que preocuparse por las cosas que valgan la pena. 

Estar con mi familia es mi equilibrio. En estos momentos, donde nos tenemos que volver a quedar en casa para cuidar la salud de todos, aprovechemos para recargar la energía de los que más nos quieren. 

Ahora sí, lo nuestro: hoy quiero hablarles sobre un rincón de Lomas de Zamora. Son tantos... el nuestro es el segundo municipio más poblado de todo el Gran Buenos Aires, después de La Matanza. Se trata de un partido muy grande, con muchas localidades, cada una con su propia historia y desarrollo. Hoy me voy a meter de lleno en Llavallol. ¿Me acompañan? Les prometo que vale la pena. 

Su recorrido como localidad empezó a tomar color a fines del siglo XIX, con la inauguración del ramal ferroviario a Cañuelas, cuando se creó la actual estación. La misma tomó su nombre en honor a Felipe Llavallol, un destacado comerciante que en enero de 1854 formó parte del grupo de empresarios que concretó la primera línea ferroviaria con capitales argentinos, denominada Camino de Fierro.  

El emprendimiento más importante de esa época, sin dudas, fue el de la cervecería Bieckert.

De a poco se fue transformando en un polo industrial. El emprendimiento más importante de esa época, sin dudas, fue el de la cervecería Bieckert: el francés Emilio Bieckert, su fundador, vino a Buenos Aires y comenzó su fábrica con un solo empleado en la Capital, hasta que en 1908 se estableció en el actual terreno de 100 mil metros cuadrados. Otra industria destacada en la zona es Firestone, ubicada en la rotonda de Antártida Argentina y Camino de Cintura. 

La historia de Llavallol, al igual que la del resto de la Argentina, está escrita por los inmigrantes. Pero a diferencia de otras localidades, donde italianos, españoles y británicos llegaron en masa, los que dejaron una marca en Llavallol fueron los polacos y los ucranianos.

También fue muy importante para la zona el aporte de los vascos, que adquirieron 20 hectáreas de una estancia para poner en marcha el colegio Euskal Echea. 

También fue muy importante para la zona el aporte de los vascos, que adquirieron 20 hectáreas de una estancia para poner en marcha el colegio Euskal Echea. Entre las visitas ilustres a Llavallol se cuentan la de Eduardo de Windsor, heredero del trono británico, en 1925, quien se detuvo en la granja La Felisa. Ese mismo año, Albert Einstein, Premio Nobel de Física, se alojó en la cabaña de su amigo Bruno Wasserman, ubicada en lo que actualmente ocupa el Colegio La Medalla Milagrosa, en Moldes y Néstor de la Peña. 

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