Una joven ebanista y restauradora rescata un oficio perdido

unas fichas. María de las Mercedes Labarrere Lafitte está al frente de su propio Atelier, en un trabajo monopolizado por hombres y de otras generaciones. 

Merdeces en su Atelier

Merdeces, en su Atelier.

María de las Mercedes Labarrere Lafitte, que aún recuerda su infancia en las calles de Adrogué, es una de las pocas mujeres y personas de su generación en Argentina que se dedica a la restauración de muebles de "vieja usanza". 

Esta artista está al frente de Mawka Atelier Restauración, en un equipo de cinco personas donde es la única mujer, y desde hace 15 años desarrolla este oficio, además de haberse recibido de abogada. 

La palabra Mawka significa "antiguo" en idioma quichua. Deslucido por el uso. Tal como llegan los objetos y muebles al Atelier. Tomó este nombre al sentirse identificada con la cultura andina. 

"No sé porque estudié abogacía, nací en los '80 y en esa época tenías que estudiar y ser profesional. En mi familia la mayoría era artistas, un abuelo era arquitecto y uno de mis tíos en Emilio Renart, que fue un pintor y un escultor muy destacado", le cuenta Mercedes a La Unión. 

Su primer contacto con el arte fue en su propia familia y luego fue tomando el oficio de la ebanistería y la restauración, donde hay pocos exponentes de la actual generación. 

"Hay un gran bache generacional, es un oficio que se pierde. El artesano está despareciendo y a veces se confunde el reciclado y la verdadera restauración", apunta. 

Sobre estas tareas, Mercedes explica las claras diferencias que las separan: "Reciclar es volver a darle vida a un objeto para la misma función que fue creado o no. Restaurar es preservar el núcleo original, analizar los materiales y darle su estado original". 

También destaca que ebanistas, que empiezan un "mueble de cero", pero pocos restauradores de antiguas mobiliarios en un oficio donde está casi monopolizado por hombres.  

Mercedes asume "sus limitaciones" y por ese motivo está cursando la Licenciatura de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, a pesar de haberse formado para este oficio. Además, brinda clases online. 

A su Atelier llegaron muebles destrozados para que les devuelva su estilo original e incluso se tomó en la calle con verdaderas reliquias que descartaron y que las llevó para restaurar. 

También se tomó con muebles antiguos en su propia familia, que tenían un importante valor histórico. "En mi casa había una cajita de una madera que no era madera que no local, muy bien tallada y del Siglo XIX. Estaba en la familia para guardar fichas y cartas. Una vez fue al presidio de Ushuaia y en el Museo veo una igual, es algo que no tiene un valor monetario, pero es un objeto único e irrepetible", explica. 

RECUERDOS DE LA REGIÓN

Mercedes pasó buena parte de su niñez en Adrogué, de donde guarda gratos recuerdos. "MI abuela es de Adrogué, nací en Capital pero me siento más de Adogué", señala. 

"De chica me tomaba el tren sola para ir a Adrogué. Me iba a andar en bici tranquila, a comprar el pan, en la semana iba al colegio en Capital y los fines de semana me iba para Adrogué", cierra. 

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