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Con el Miércoles de Ceniza, comenzó el camino de la Cuaresma

UNA CEREMONIA ATÍPICA EN MEDIO DE LA PANDEMIA. El obispo de Lomas de Zamora, monseñor Lugones, presidió la misa en la Catedral de Lomas de Zamora en el que llamó a hacer "un alto en nuestra vida corriente" para "replantearnos el camino de la conversión".

Jorge Lugones presidió la misa de ayer a la noche en la Catedral

Jorge Lugones presidió la misa de ayer a la noche en la Catedral.

El obispo de la diócesis de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones, presidió ayer a la noche la misa del Miércoles de Ceniza que marcó el inicio de la Cuaresma. En su mensaje, el prelado señaló que este tiempo que se abre hasta la llegada de la Pascua es una propuesta a "hacer un alto en nuestra vida corriente y replantearnos el camino de la conversión".

En una ceremonia inusual, ante apenas un puñado de vecinos para cumplir todos los protocolos por la pandemia del Coronavirus, Lugones apuntó que "la Cuaresma por ser un tiempo de gracia, aunque es un tiempo acotado", permite a los fieles "poder transformar algo" en su vida cristiana "acompañados de la mirada paciente de Dios".

Durante la homilía, el obispo de Lomas de Zamora hizo varias referencias al mensaje de Cuaresma del Papa Francisco: "La Cuaresma, como tiempo de conversión, es un volvernos a Dios. Volver a Dios con nuestras cargas y las de los otros. Volver en nuestro camino, requiere pararse y comenzar a desandarlo. A veces volverse del camino ayuda a descansar, a encontrarnos con nosotros mismos y con los otros, a preguntar, a discernir, a pedir ayuda".

Su mensaje sin embargo no tuvo solo un llamado a nivel personal, sino a nivel comunitario. Planteó la necesidad como comunidad eclesial de abandonar las "posturas rígidas y tajantes" para "volver ser el 'cacharro frágil' en manos del alfarero'".

"A la misión en cuerpo que nos libra del individualismo estéril, a la confiada oración en común que renueva nuestro fervor misionero que apostando al tiempo de Dios, nos aleja del inmediatismo ansioso", apuntó.

"De un modo particular en esta pandemia, en que no han faltado en nuestra sociedad los miedos, las divisiones, el sufrimiento, la precariedad para atender a tantos, la violencia y la falta de justicia activa", se lamentó.

El obispo recordó que la Cuaresma presenta la oportunidad de "desandar el camino, como dice el poeta. Es un camino hacia la pasión, nuestro horizonte está en la cruz, desde allí nos mira el Señor, si buscamos su mirada, si nos volvemos a su mirar con todo el corazón, es posible que su gracia nos alcance, como su mirada, con toda la ternura de Dios".

"En la Cuaresma estemos más atentos a decir palabras de aliento, que reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan, en lugar de palabras que humillan, que entristecen, que irritan, que desprecian", sugirió.

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