Historia y curiosidades de la peatonal Laprida

de puño y letra. Si bien hoy es el epicentro de las compras de Navidad, tiempo atrás fue el lugar de protestas y festejos.

La ms popular de Lomas

La más popular de Lomas.

¡Por fin! El 2020 ya se nos está escurriendo entre las manos. Son los últimos días de un año que recordaremos para siempre, aunque por razones que nos gustaría olvidar. Por momentos pareció eterno. Pero ya se viene Navidad y la semana que viene, el Año Nuevo. Ojalá el nuevo calendario llegue plagado de buenas noticias para todos. Lo necesitamos.

Estas últimas semanas, como es costumbre, el centro de Lomas se empezó a poner a tono y entró en calor. No lo digo por las altas temperaturas del verano, sino también por el movimiento constante de vecinos que -con todos los protocolos, claro- salieron a recorrer negocios para encontrar alguna oferta interesante y conseguir ese regalo para el arbolito que tanto andaban buscando.

Los más organizados compraron con tiempo. Los que andamos a mil, como yo, dejamos siempre todo para la última hora y tendremos que someternos estos días a la marea de gente que se convierte el centro de Lomas las horas previas a la Nochebuena.

La movida, además de Las Lomitas, está en Laprida. La vieja y querida peatonal marca desde hace años el pulso de las compras en nuestro partido y es el corazón de la actividad comercial en este rincón del Gran Buenos Aires.  

La calle lleva ese nombre en homenaje al prócer que en julio de 1916 presidía el Congreso de Tucumán: Francisco Narciso de Laprida. Es el sello distintivo de nuestro municipio. Para muchos vecinos de otros barrios, basta citar a la Laprida para certificar que se conoce a Lomas. Siempre fue así: desde los inicios del distrito, esta peatonal ya se diferenciaba del resto de las calles por su ritmo. 

Al viajar décadas atrás, como lo solemos hacer en estas columnas, nos encontramos con una fisonomía muy distinta: de hecho, las veredas de Laprida estaban pobladas de árboles. El tranvía que venía desde Retiro entraba por Alem, doblando donde hoy está el Banco Nación. Continuaba su recorrido hasta Meeks y por allí seguía hacia Temperley, donde terminaba el recorrido. Fue en esa vieja Laprida donde se hizo la primera Fiesta de la Primavera en la Argentina. También en ella se disputaron cientos de debates entre dirigentes políticos locales ante la elección de turno. Tantos años, tanta historia...

Muchos vecinos usaron a Laprida para protestar, aunque también para festejar. Allí, por ejemplo, se hicieron los primeros desfiles de los Reyes Magos y los corsos de Carnaval. Nuestra calle, que hoy nace en la estación y llega hasta Camino Negro, se fue transformando en el punto de encuentro obligado para jóvenes y familias los domingos a la tarde. Pero pasaron los años, en Laprida se fue armando un centro comercial y luego, inevitablemente, nació la peatonal, donde las galerías se multiplicaron y la música de los negocios todavía hoy le sigue poniendo el ritmo a las compras. En fin, amigos, me voy, que Papá Noel viene atrasado y el arbolito no se llena solo... ¡Hasta la próxima! 

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