Llavallol: una historia de grandes industrias y científicos célebres

de puño y letra. Albert Einstein; una de las fábricas de cerveza más importantes del país, y una industria internacional del neumático, piezas de la identidad histórica de esta localidad lomense.

Los trabajadores de la cervecería Biekert en pleno envasado

Los trabajadores de la cervecería Biekert en pleno envasado.

¡Hola de nuevo, amigos de La Unión! Hoy los invito a pasear por otro rincón de nuestro querido partido. Lomas de Zamora, se sabe, es muy grande. No por nada es el segundo distrito más poblado de todo el Gran Buenos Aires, después de La Matanza. En su territorio están repartidas muchas localidades, cada una con su propia historia y desarrollo. Y así como varias veces le dediqué este espacio a otros de los barrios de la zona, hoy me gustaría meterme en Llavallol. ¿Me acompañan? 

La historia de Llavallol como localidad empezó a tomar color a fines del siglo XIX, con la inauguración del ramal ferroviario a Cañuelas, cuando se creó la actual estación Llavallol. La misma tomó su nombre en honor a Felipe Llavallol, un destacado comerciante que en enero de 1854 formó parte del grupo de empresarios que concretó la primera línea ferroviaria con capitales argentinos, denominada Camino de Fierro. De a poco, este rincón del sur del GBA se fue transformando en un polo industrial. El emprendimiento más importante de esa época, sin dudas, fue el de la cervecería Bieckert: el francés Emilio Bieckert, su fundador, vino a Buenos Aires y comenzó su fábrica con un solo empleado en la Capital, hasta que en 1908 se estableció en el actual terreno de 100 mil metros cuadrados. Otra industria destacada en la zona es Firestone, ubicada en la rotonda de Antártida Argentina y Camino de Cintura. 

Pero a diferencia de otras localidades, donde italianos, españoles y británicos llegaron en masa, los que dejaron una marca en Llavallol fueron los polacos y los ucranianos

La historia de Llavallol, al igual que la del resto de la Argentina, está escrita por los inmigrantes. Pero a diferencia de otras localidades, donde italianos, españoles y británicos llegaron en masa, los que dejaron una marca en Llavallol fueron los polacos y los ucranianos. De hecho, estos últimos fundaron dos clubes, el Dnipro y el Prosvita. También fue muy importante para la zona el aporte de los vascos, que adquirieron 20 hectáreas de la estancia de los Enz con el propósito de poner en marcha el colegio Euskal Echea. La colectividad trabajó duro y el 17 de diciembre de 1905 se colocó la piedra fundamental de los edificios para escuelas y asilo. El 10 de noviembre de 1912 se inauguraron los colegios: uno para varones y otro para mujeres. 

También fue muy importante para la zona el aporte de los vascos, que adquirieron 20 hectáreas de la estancia de los Enz con el propósito de poner en marcha el colegio Euskal Echea. 

Entre las visitas ilustres a Llavallol se cuentan la de Eduardo de Windsor, heredero del trono británico, en 1925, quien se detuvo en la granja La Felisa. Ese mismo año, Albert Einstein, Premio Nobel de Física, se alojó en la cabaña de su amigo Bruno Wasserman, ubicada en lo que actualmente ocupa el Colegio La Medalla Milagrosa, en Moldes y Néstor de la Peña. Sí: Albert Einstein pasó unas vacaciones en Llavallol. Una historia, claro, para otra columna. ¡Hasta la semana que viene!

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