A desconectar 

"A desalambrar, a desalambrar, que la tierra es nuestra, es tuya y de aquel, ee Pedro y María, de Juan y José", cantaba Daniel Viglietti en el estribillo de "A desalambrar". 

Mientras dejamos para otro momento el tema de una posible reforma agraria, las y los docentes más que cantar "A desalambrar" tienen que cantar "A desconectar". 

¿A qué viene esto?, a que el 90% de los educadores de la Argentina afirman estar dedicando más tiempo a realizar actividades para sus alumnos que antes del período de cuarentena y aislamiento producto de la pandemia de Coronavirus.

El informe precisó que en el nivel de primaria, 1 de cada 3 docentes trabaja en más de una escuela, mientras que en los niveles secundario esta situación se da en 7 de cada 10, y el nivel superior no universitario en 6 de cada 10, según una encuesta realizada por Ctera.

A cualquiera que esté haciendo trabajo a distancia, teletrabajo o Homme Office les cuesta desconectarse, esa es la realidad. 

En el trabajo presencial la cosa suele ser distinta. El que dejó lugar de su empleo suele "cortar", pero ahora todo es más complejo, ni hablar para los docentes que siempre tiene trabajo en casa. 

Pero el vínculo que el alumno se da en las horas de clase y ahí termina todo. Suele haber consultas informales en un recreo o en el pasillo, pero la cosa no pasa de ahí.

Puede también caer algún mail con alguna consulta, más que nada en la educación superior, pero no suelen ser tantos. 

En tiempos de pandemia tampoco el entorno colaborar para que el docente se pueda desconectar de lo virtual. Incluso haciendo otras tareas en la compu, nunca se deja de mirar de reojo a algún correo de algún alumno o autoridad. 

Esto también se repite los fines de semana, en cualquier momento de justiciero ocio o hasta en sueños. 

Todo un desafío a superar: desconectarse.