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Florencia Peña protagoniza "Más respeto que soy tu madre"

luz, cámara, acción. La adaptación cinematográfica de Marcos Carnevale de la novela de Hernán Casciari es una historia "grotesca pero real". 

Un grotesco argentino

Un grotesco argentino.

Florencia Peña encarna a un ama de casa con un sinfín de problemas que enfrentar junto a su familia de ascendencia italiana en "Más respeto que soy tu madre", la adaptación cinematográfica realizada por Marcos Carnevale en base a la novela de Hernán Casciari, que llega este jueves a las salas locales con una propuesta "grotesca pero real, y en la que a los personajes les atraviesan las emociones".

"Creo que muestra que a pesar de todos los quilombos que uno puede tener en países como el nuestro, persiste algo que tiene que ver con este entramado de relaciones que tenemos entre los argentinos, algo que por ahí parece trillado, pero donde el amor se pone de manifiesto en este tipo de situaciones difíciles", explicó la actriz sobre la trama de la cinta, producida por Pampa Films, Gloriamundi y Palé.

En ese sentido, el film busca rescatar el espíritu que Casciari imprimió en esta narrativa que primero tuvo forma de blog, allá a principios de 2000, luego recogida en una novela y más tarde llevada al teatro, en la exitosísima obra encabezada por Antonio Gasalla que se transformó en todo un suceso de las tablas cuando cosechó más de un millón de espectadores a lo largo de sus cinco temporadas.

Poco después llegó el turno de llevarla a la pantalla grande y para eso Casciari se unió a su amigo y colaborador Christian Basilis. Juntos tradujeron para el cine esta historia situada en la ciudad bonaerense de Mercedes en 1999 -donde ambos se criaron-, en vísperas de Año Nuevo y en medio de la crisis socioeconómica nacional que eventualmente estallaría en 2001.

En "Más respeto que soy tu madre", Flor Peña es Mirta Bertotti, una mujer de 50 años que pasa los días haciéndose cargo de mantener su hogar y contener a su familia: Zacarías (Guillermo Arengo), su esposo que trae a la casa lo poco que gana como repartidor de pizzas, y sus hijos menores, Caio (Agustín Battioni) y Sofía (Ángela Torres).

Entre dramas adolescentes, la falta de recursos y las miradas altaneras de sus vecinas, Mirta recibirá el regreso de su hijo mayor, Nacho (Bruno Giganti) y también deberá estar pendiente de su suegro, Américo (Diego Peretti), el querido “Nonno” de los Bertotti que, aunque había prometido a su padre mantener viva su tradicional pizzería hasta el nuevo milenio, en la actualidad es un rockero y baterista frustrado que prefiere fumar porro y tomar cerveza con los jubilados mercedinos antes que revivir el negocio.

Con todos los elementos estrafalarios y típicos del género -asociado unívocamente en el imaginario cultural argentino por el clásico "Esperando la carroza"-, la familia se pone el objetivo de reabrir el local del “Nonno” para brindar por la llegada del 2000 con el barrio, pero antes deberá sobreponerse con mucha maña y humor a una seguidilla de conflictos que, al final, le enseñará que lo más importante es acompañarse.

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