Para Lola Mora

mundos personales . En honor a la artista tucumana, cada 17 de noviembre se celebra el Día Nacional del Escultor y de las Artes Plásticas. 

Allá por el 6 de marzo de 1475 nació Miguel Ángel y por este motivo se celebra el Día Internacional de la Escultura. De todos modos, en Argentina el Día Nacional del Escultor y de las Artes Plásticas, se celebra el 17 de noviembre en honor a la figura de Lola Mora, la primera escultora argentina y latinoamericana, reconocida internacionalmente por sus obras monumentales y por haberse ganado un lugar en un mundo de hombres.

Hay distintas versiones sobre la fecha y el lugar de nacimiento, en una disputa entre Tucumán y Salta. Pablo Mariano Solá (sobrino bisnieto y biógrafo) confirma que Dolores Candelaria Mora Vega, más conocida como Lola Mora, llegó a este mundo en la provincia de Tucumán y abril de 1867, en contra de la versión que asegura que nació en noviembre. 

La pequeña Lola comenzó sus estudios primarios, en el Colegio Sarmiento, y su vocación de artista apareció precozmente, destacándose en materias como dibujo y piano. 

Fue la tercera de siete hermanos: tres varones y cuatro mujeres. Lola crecía, estudiaba, dibujaba, alimentaba los sueños y metas de una adolescente de fines del Siglo XIX.

Pero no todas fueron rosas y en 1885, sus padres fallecieron con una diferencia de dos días. Lola, a partir de ese momento, quedó bajo el cuidado del marido de su hermana mayor.

Dos años después del trágico final de sus padres conoció al pintor italiano Santiago Falcucci. Con él, Lola Mora tomó varias clases en las que profundizó sus conocimientos de pintura y dibujo. 

La pequeña Lola comenzó sus estudios primarios, en el Colegio Sarmiento, y su vocación de artista apareció precozmente, destacándose en materias como dibujo y piano. 

Ya siendo popular en su provincia, en 1894, exhibió por primera vez una gran colección de todos aquellos retratos de los gobernadores tucumanos que produjo hasta el momento. 

Luego viajó a Buenos Aires para solicitar una beca y perfeccionar sus estudios en Roma. La ganó y allí se fue a estudiar con el pintor Francesco Paolo Michetti y con el escultor Giulio Monteverde. 

Monteverde observó el gran talento que Lola tenía para esculpir y le aconsejó no abandonarlo. Lola, entonces, sí abandonó la pintura para convertirse puramente en una escultora.

Después de cosechar otros éxitos artísticos en distintos países de Europa, volvió a Argentina 1900. Con su retorno, también volvieron los encargos. 

De su vida privada se sabe poco y abundan los rumores, incluso sobre su relación con Julio Argentino Roca. Lo concreto es que los 42 años se casó con un empleado del Congreso Nacional, Luis Hernández Otero, 17 años más joven que ella, y de quien se separó a los cinco años de casada.

Realizó los bustos de varias personalidades de la política y la aristocracia argentina. También trabajó con las alegorías: las estatuas de La Justicia, El Progreso, La Paz y La Libertad, en las cercanías a la Casa de Gobierno de la Ciudad de Jujuy, y algunas esculturas en el Monumento Histórico Nacional a la Bandera, en la ciudad santafesina de Rosario.

Además, fue quien realizó la emblemática "Fuente Monumental de las Nereidas", que representa a estos seres mitológicos que asisten al nacimiento de la diosa Venus, para ser dispuesta en la Plaza de Mayo de la Ciudad de Buenos Aires, justo frente a la Catedral. 

El problema es que este conjunto de divinidades de la mitología romana mostraba la desnudez de los personajes femeninos. Ante la moralina imperante y para evitar el escándalo, se la emplazó en la Costanera Sur. 

Otras de sus notables obras son los altorrelieves que le encargó el Gobierno Nacional, con motivo de la remodelación que estaba en marcha en la Casa Histórica de Tucumán. 

El ocaso de su carrera artística vino también de la mano con la separación de su marido, Luis Hernández Otero, en 1917. A partir de ahí, ya casi nadie le ofreció encargos. 

A los 65 años, con una salud muy frágil, vivía con sus sobrinas. La Cámara dele otorgó una pensión en honor a sus años de gloria. Sin embargo, Lola Mora murió el 7 de junio de 1936, antes de cobrar el dinero.

En su memoria y a modo de homenaje, se instituyó oficialmente el 17 de noviembre (supuesta fecha de su natalicio), el Día Nacional del Escultor y las Artes Plásticas.

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