Resiliencia: la historia de lomenses que les ganaron a las adversidades

EN PRIMERA PERSONA. Sufrieron la muerte de un ser querido o problemas laborales, pero se recompusieron. Dejaron un mensaje para ayudar a quienes estén en una situación similar.

Gustavo enviudó pero no bajó los brazos por su hijo

Gustavo enviudó, pero no bajó los brazos por su hijo.

La vida da golpes inesperados e inoportunos. El ser humano se cae, pero lo importante es levantarse. La resiliencia es la capacidad para salir adelante y tres lomenses dan fe de eso: debieron atravesar distintas problemáticas, pero supieron reinventarse para continuar su camino y ganarles a las adversidades. Hoy miraron hacia el pasado, recordaron esos momentos oscuros y se enorgullecieron de ver su fortaleza física y mental.

"La resiliencia es un concepto interesante para entender, profundizar e incorporar en nuestras vidas. En este proceso, los seres humanos nos adaptamos ante situaciones adversas y, a partir de eso, hacemos un aprendizaje para evolucionar", empezó a explicar María Miguel, doctoranda en salud mental comunitaria, psicóloga social, trabajadora social y terapeuta familiar.

La resiliencia es un concepto interesante para entender, profundizar e incorporar en nuestras vidas. En este proceso, los seres humanos nos adaptamos ante situaciones adversas y, a partir de eso, hacemos un aprendizaje para evolucionar.

Esta transformación se da, la mayoría de las veces, luego de atravesar una situación adversa, como un trauma, una tragedia, conflictos familiares o de relaciones personales y dificultades de salud o problemas estresantes, como laborales o financieros. Los lomenses Gustavo García, Demian Ortíz y Pedro coinciden en una cosa: tuvieron piedras en su camino, pero supieron cómo continuar y transformaron esa negativa experiencia en una fortaleza personal.

PADRE FULL TIME

"Quedé viudo hace cinco años y tuve que dejar mi trabajo en una cadena de restaurante para cuidar a mi hijo", empezó a relatar el lomense Gustavo García. Rápidamente contó un suceso que le cambió la vida: "Se me ocurrió empezar a cortar el pasto para generar un ingreso, sin dejar de estar con él. Me sacaron una foto, se viralizó y el Municipio me dio un trabajo y me consiguió una guardería para mi hijo".

Con el paso del tiempo y a base de enorme sacrificio, Gustavo pudo abrir su propia pizzería, pero debió cerrarla por los problemas económicos del país. Otro cachetazo en su vida. Pero no bajó los brazos ni se rindió, ya que le hizo remodelaciones al local y pronto abrirá nuevamente al público. "Lo importante es que Thiago está bien, ya está en la primaria. Crece como todos los chicos y es feliz", resaltó quien actualmente trabaja en el Taller Protegido N1 de Lomas.

REINVENTARSE EN PANDEMIA

A principios del 2020, el vecino Demian Ortíz hacía distintos trabajos gracias a una camioneta que tenía, pero un día se la robaron y se quedó sin la posibilidad de generar un ingreso. "Como mi papá está en el rubro de la fabricación de churros, decidí acoplarme y empecé a venderlos por las calles de Villa Galicia. Todo esto fue hace un año y medio, cuando el Coronavirus era una problemática que recién llegaba al país", contó sobre cómo se la rebuscó para salir adelante pese a las adversidades.

A la gente siempre le recomiendo que, ante un problema serio, hay que tratar de levantarse lo más rápido posible. Aunque no lo parezca, siempre hay salida.

"Tuve que romper con los miedos y los complejos de la vergüenza de salir a la calle. Cada día que voy a vender es una historia nueva, pero me pone contento que los churros hayan tenido una muy buena aceptación por parte de los vecinos", cerró Ortíz, contento de trabajar en el rubro junto a su papá y su hermano.

PELEARLA DESDE SIEMPRE

La historia de vida de Pedro es de esas que sorprenden por la tenacidad del protagonista para salir adelante. "Mi papá falleció y mi mamá se encontraba en un hospital, por eso tuve que salir a trabajar cuando tenía 10 años. Empecé en una carnicería y luego ingresé en el rubro automotor, pero al tiempo la fábrica cerró y me quedé sin empleo", empezó a relatar.

"Me había casado hacía tres meses y mi mujer estaba embarazada, me encontraba desesperado. Con la plata de la indemnización me volqué al rubro del afilador, todo gracias a mi suegro que me enseñó. Hace 54 años que me dedico a esto y soy muy feliz con este trabajo", contó, en un claro ejemplo de que, si existe voluntad, nada es imposible.

Para cerrar, Pedro tomó la voz y decidió dejar un mensaje para todos los vecinos que estén atravesando una situación similar: "A la gente siempre le recomiendo que, ante un problema serio, hay que tratar de levantarse lo más rápido posible. Aunque no lo parezca, siempre hay salida".

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