Barbi Rivero: "Quiero trascender en el boxeo"

A los 31 años. A días de su regreso formal a los rings, la lomense contó su historia en el deporte y su pelea por la inclusión de las mujeres a los cuadriláteros.

Barbi Rivas es la N°4 del país en su categoría

Barbi Rivas es la N°4 del país en su categoría.

Barbi Rivero es una de las pocas exponentes del boxeo femenino profesional en la región. Con 31 años, hoy es la N°4 del país en los 55kg y hace 15 días derrotó sin mayores inconvenientes a Laura Martínez.

Su historia, como la de cualquier mujer que quiere entrar a un deporte "tradicionalmente masculino", está regida por el sacrificio, pero, más que nada, por romper estructuras. Lo establecido, lo que se espera, estereotipos de una sociedad del pasado que hoy no tienen cabida en el gimnasio ni el ring. A los 19 años, bastante más grande de lo que lo hubiera deseado, se decidió a anotarse en una escuela de boxeo, casi de casualidad. "A mí el boxeo me gusta desde chica, pero en esa época no era habitual que una nena peleara entonces pasaron muchos años hasta que empecé. Un día pasé por la puerta del gimnasio de Santos Zacarías (en Rafael Calzada) y me asombró ver el ring, ahí imponente. Averigüé, me anoté y arranqué", contó.

"Yo tenía ya una explosividad diferente desde chica. Digamos que era algo hiperactiva, rebelde, tenía ese perfil. Y practicar boxeo me salió fácil. Me enganché rápido aprendiendo movimientos, golpes y me atrapó para siempre. Yo trabajaba de noche en bares, muy distanciada del deporte, y empecé a cambiar mis rutinas entrenando quizás un domingo a la mañana. Fue un flechazo este deporte y me quedé: cuando me di cuenta, a los siete meses estaba haciendo una exhibición y al año ya tuve mi primer pelea amateur", agregó.

Desde 2015 es boxeadora profesional, pero durante más de cinco años peleó a modo amateur con un registró de más de 30 presentaciones con saldo positivo (apenas dos derrotas). En la actualidad, su récord pro es de ocho triunfos (1KO) y dos derrotas que se dieron en el exterior cuando enfrentó a Daniela Asenjo en Chile y a Angela Cannizzaro en Italia, ambas en 2018. "El que te dice que no está en el boxeo pensando en ser campeón del mundo, no está para nada. Yo quiero pelear por un título y a eso apunto. Tengo un equipo que trabaja en pos de planificar y poder lograr eso y estamos preparados para cuando llegue la chance", dijo.

A su rutina diaria de preparación física y técnico/táctica le agrega su tiempo de docencia. Como profesora de boxeo, hoy entrena a decenas de chicos y chicas que aprenden el arte de golpear y no ser golpeado. "Soy muy minuciosa con la técnica porque creo que te ayuda entender peleas, a entrenar mejor, a romper con algunos mitos que están instalados en el boxeo. Y hoy me encuentro entrenando muchas mujeres de Lomas, algo que cuando yo arranqué era una excepción a la regla", explicó. Antes de la pandemia trabajaba junto a "Rocky" Villarreal, otro nombre reconocido del boxeo local, y por estos días lo hace junto a Santos Zacarías, y en Lomas con la Mesa de Combate que se conformó a través del área de Deportes.

"Hoy en Lomas se está haciendo un gimnasio exclusivo para deportes de combate. Es otro idioma en relación a lo que pasa en el resto del país, no tiene nada que ver con otras realidades. En lo personal me alegra muchísimo y tiene que ser una motivación enorme para las nuevas generaciones que hoy ya tienen un equipo de profesionales (kinesiólogo, nutricionista, psicólogo) gratis trabajando para ellos en el Parque", destacó.

A futuro y en pos de la inclusión definitiva y sostenida de las mujeres en el boxeo, Rivero pone el foco en temas específicos. "Más allá de lo que pase con mi carrera deportiva y lo que logre, yo quiero trascender en otras cosas y en dejar algo para las pibas que vienen atrás. Yo vivo en Buenos Aires y eso en boxeo es un privilegio. Pero pensa en las dificultades que tiene una boxeadora amateur en Chaco, por ejemplo. Los cachés son mínimos y hasta obligan a las boxeadoras a pagarse sus propios test de embarazo para participar en festivales. Hay que romper con muchas de estas cosas si queremos que el deporte realmente sea inclusivo y dé un salto de calidad", reflexionó.

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