La niña eterna del rock argentino

MUNDOS PERSONALES.

Con algunos antecedentes fugaces, Gabriela puede ostentar que fue la primera cantante del rock argentino y dejó plasmado esto con su primer opus, en 1975. María Rosa Yorio le pisa los talones, también incorporada a este movimiento en los ´70.

De todos modos, en la renovada escena del rock argentino de los ‘80, Fabiana Cantilo emerge como la más popular de su generación, cuando por suerte muchas mujeres comenzaron a subirse a los escenarios, en un fenómeno que se sigue ampliando.

Con su perfil de niña eterna y sumergida en una adolescencia permanente, una de las féminas más populares del rock argentino cumple sus 60 primeros años.

Fabi nació en Buenos Aires, el 3 de marzo de 1959, hace seis décadas, en el seno de una familia de abolengo y portadores de apellidos aristocráticos y patricios. Además, desciende del clan de los Pueyrredón, al igual que César “Banana”, y del autor del “Martín Fierro”, José Hernández.

Hija de Silvina Luro Pueyrredón y de Gabriel Cantilo, destacado pintor y escultor fallecido hace un par de años, comenzó su vínculo con el arte en su más tierna edad.

Su mamá la mandó a estudiar danzas a los 5 años y poco después comenzó a tocar la guitarra. Con 9 años tuvo su primera gran presentación en un acto escolar en el Instituto Bayard, interpretando “Balada para un loco”, con Astor Piazzolla y a Amelita Baltar instalados entre el público.

Con su familia, Fabi se mudó a una quinta cercana a Ezeiza y empezó el secundario en el Colegio San Marcos de Monte Grande. Al terminar el colegio, fue becada en Estados Unidos para seguir la carrera de Bellas Artes, pero dos meses después regresó a Argentina.

Mientras se vinculaba artísticamente en el Under se sumó a las Bay Biscuits, un grupo musical y teatral, hasta que fue parte de Los Twist, de Pipo Cipolatti, una de las bandas que pusieron patas para arriba al rock argentino en los ’80 con sus canciones de filosa ironía y su look retro.

Un día Charly García la sumó a su banda y ahí conoció a Fito Páez, de quien también fue su corista. Ambos además fueron pareja por varios años y siguen vinculados artísticamente hasta la actualidad.

Fabi fue mucho más que una corista y lo demuestra su larga y fructífera carrera en solitario, que incluye discos donde reversionó temas ajenos, mostrado sus enormes dotes de intérprete, y también con sus propias composiciones, como la bonita “Nada es para siempre”.

Con algunos derrapes en su vida personal, Fabi siempre supo salir nuevamente a la superficie y su voz se mantiene intacta y diáfana como en sus inicios. Fabi Cantilo llega a los 60 pirulos, aunque no lo parezca y siendo, quizá, una de las mujeres más destacadas de la escena del rock argent

Temas Relacionados