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"Ya tendría que estar trasplantado, pero la pandemia me frenó todo"

REGIÓN. Mariano Saldías, vecino de Lanús, tuvo que transitar un largo camino para conseguir la autorización de la Justicia para recibir un trasplante de riñón. Chequeos, análisis, visitas a médicos e incluso un paso por los Tribunales. Conocé su historia en esta nota y cómo es su día a día en medio de la cuarentena.

Cuando un día su cuerpo le dijo "basta", Mariano Saldías supo que solo tenía dos opciones: o trasplantarse o someterse a diálisis. Entonces comenzó a desandar un camino complejo. Tuvo que visitar innumerable cantidad de médicos, realizarse chequeos, análisis, mantener todo tipo de cuidados y también consultar abogados y caminar por los pasillos de la Justicia

¿Por qué? Porque la donante que consiguió no es familiar directo, es una amiga. Y por ley, es necesario tener la autorización de un juez para poder avanzar en este procedimiento. En el medio, por si eso fuera poco, encontró con una traba enorme. Uno de los abogados que consultó, solo para patrocinarlo en el trámite, pretendía cobrarle alrededor de $84 mil.

"Cuando ese día fuimos a ver a un abogado, del estudio de un amigo mío de la infancia, me acuerdo que con mi señora salimos llorando, porque fue como si se nos cayera el mundo encima. Yo sentí que quedaba a la buena de Dios", confió Saldías a La Unión.

Desesperado, el vecino no bajó los brazos y siguió buscando. Hasta que un día recurrió al Municipio y le recomendaron que se acerque a la Defensoría del Pueblo de Lanús. Ahí, finalmente encontró la asesoría que tanto buscaba. "Ellos se encargaron de todo y no me cobraron nada", cuenta más tranquilo mientras espera que le den fecha para operarse.

En febrero, el juez Félix Vega, titular del juzgado civil y comercial N° 3 autorizó el trasplante después de un sinfín de audiencias con testigos, peritos, el equipo médico del Hospital Italiano y de la declaración de Inés, la donante. "Empezamos a hacer el trámite más o menos en agosto y salió este año porque nos agarró la feria judicial", recuerda.

Apenas tuvo la resolución del juez en sus manos, se presentó en el Hospital Italiano y comenzó todo el papeleo en la obra social y en el Incucai. Pero cuando estaba por llegar al final del camino, arrancó la pandemia. "La doctora me dijo: 'Vos no podés salir, sos persona de riesgo', y desde entonces acá estoy, en casa, esperando...", recuerda.

UNA ENFERMEDAD QUE LE CAMBIÓ LA VIDA

Mariano padece de poliquistosis renal, una enfermedad que heredó de su padre. Nunca supo que la tenía hasta que su hermano tuvo un accidente en moto y se la diagnosticaron. Fue entonces cuando se hizo estudios médicos y los médicos le dieron el mismo resultado a él. Hoy, producto de este trastorno, tiene "unos 100 quistes en cada riñón", cuenta.

Para evitar que su cuerpo siga padeciendo las secuelas de la enfermedad, en mayo le pusieron un catéter en la panza y desde junio se tiene que hacer diálisis en su casa.

"Me conecto cuatro veces por día, cada cuatro horas. Es agotador", admite. "Tengo como un taponcito en la panza y me conecto una bolsa, como un suero", ilustra. "A las 10 de la mañana me conecto por primera vez. Me ingreso dos litros de un líquido, que es glucosa, al peritoreo, y a las cuatro horas me saco esos dos litros y me ingreso otros dos", explica.

Esa rutina, prácticamente calcada, cada cuatro horas, la tiene que repetir todos los días. "Es un circuito de todos los días de mi vida. No es muy invasivo, pero me demanda mucho tiempo. Es muy cansador y te agota el cerebro", sostiene al otro lado del teléfono.

Sin embargo, Mariano es consciente que la diálisis le da una ventaja: le permite seguir con vida. "Cuando me colocaron el catéter, yo tenía la urea, que es una intoxicación en sangre, en niveles de 248. Lo normal que debe tener una persona es de 20 a 50. Con la diálisis hoy estoy en 210. Va mejorando, pero esto no es magia es todo un proceso esto", explica.

Aislado en su casa, en medio de la pandemia, este vecino debe tener cuidados espaciales. "Tengo que seguir un protocolo especial de higienización cada vez que me conecto, porque el catéter es una vía directa a mi organismo, no se puede infectar, y ante cualquier cosa puedo tener un problema, entonces tengo que cuidarme y mucho", cuenta.

De licencia en su trabajo desde el 12 de marzo se tuvo que acostumbrar al encierro. "La verdad que yo venía medio preparado, porque yo sabía que si me trasplantaban me iba a tener que quedar encerrado, y el período que el cuerpo que necesita para asimilar el nuevo órgano y generar nuevas defensas iba a llevar varios meses, ahora va a ser el doble", dice

A pesar de la ansiedad que le genera la situación que está viviendo, Mariano dice que intenta tomarse todo con calma. "El ser humano se adapta a todo, es un animal de costumbres. Ya sea en dos meses, tres meses, un año, en algún momento me voy a poder trasplantar", suelta. "Después de la vacuna, veremos", insiste.

Mientras disfruta de la compañía de su familia y sus hijas. "La verdad que sí, ellas me miman mucho. Sin embargo, esto tratamos de vivirlo como algo 'normal', no es que no le demos la importancia que se le merece, pero tratamos de hacerlo más cotidiano", apunta.

Dentro de pocos días tendría que ir a hacerse los controles que se hace todos los meses en el Hospital, pero el crecimiento en la cantidad de casos de Covid-19 lo obligó a cambiar su rutina. "Me dieron a entender que iba a ser una telefónica o una videollamada, no presencial porque hay tantas casos que dicen que sería exponerme", comenta.

Pensando en la operación y lo que le espera reconoce que vive con "incertidumbre" qué es lo sucederá con su cuerpo, con su nuevo órgano y cómo será su vida de ahora en adelante. Pero confía en que "todo va a salir bien". "No es sencillo para uno que le estén donando un órgano, por todo lo que conlleva, los inconvenientes que puede tener la otra persona a futuro y por todo lo que puede suceder", apunta. "Pero es una acción admirable", agrega.

"Ojalá todo salga bien y que la vacuna llegue pronto así puedo operarme para comenzar a vivir una nueva vida, distinta a la que me toca vivir ahora", cerró.

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