La Unión | DEPORTES

El amor de un abuelo y un nieto, unidos por la pasión por Banfield

Frente al aislamiento social y obligatorio. Julio, un vecino hincha del Taladro, construyó una maqueta del estadio Florencio Sola para hacerle frente a la cuarentena y todos los días arman partidos imaginarios con Lorenzo, su nieto y también fanático del Albiverde, a través de videollamadas.

En tiempos de cuarentena, y en este contexto inusual por el aislamiento social, preventivo y obligatorio, un vecino de Banfield tuvo una gran idea y le armó una maqueta del estadio Florencio Sola a su nieto para compartir lindos momentos de manera virtual frente a este momento que vivimos. Y ahí, en ese rectángulo donde la imaginación vuela y el amor brota por los poros, encontraron la manera para enfrentar esta realidad y a su vez darle riendas sueltas a su pasión: el fútbol.

La relación de un abuelo y un nieto siempre es especial, es un vínculo diferente a cualquier otro, y si a eso le sumamos la pasión por un club de fútbol, en este caso Banfield, las sensaciones se multiplican por decenas. Y eso se refleja en Julio (60 años) y Lorenzo (cuatro) que, con ingenio e imaginación, todos los días pasan horas jugando a través de videollamadas, hasta que la batería diga basta, armando partidos de Banfield, en los que Lorenzo es el relator y en los que el ganador -obviamente- siempre es el Taladro.

“Todos los días jugamos desde que inició la cuarentena, en principio con juegos de mesa, pero un día se tiró al piso, trajo unos muñecos, y comenzó a relatar un partido de Banfield. Ahí me surgió la idea y, con cosas que había en mi casa, me puse en campaña. Primero hice el rectángulo del campo de juego, después le puse los arcos, los pinté, y seguí con todo los demás… le hice las tribunas, los bancos de suplentes, las torres de iluminación. Y a él le encantó. Fue una manera para estar cerca de él, que esté contento y que a mí me sirve para sentirme cerca de él”, comentó Julio, que en tres días armó la maqueta del Lencho y hoy la disfruta con su nieto, otro fanático del Taladro.

Esta maqueta del estadio, hecha con puro amor, se convirtió desde el primer momento en el juego ideal de la cuarentena y todos los días se pasa horas armando partidos y relatándolos. Y en este juego, el mejor acompañante es el “Tata”, como Lorenzo llama a su abuelo y con quien arma encuentros inolvidables.

“Él relata, arma las jugadas con todos los jugadores porque los conoce a todos  y cuando grita un gol, hago comentarios, digo los jugadores que están en el banco de suplentes… hacemos una transmisión de radio. A veces cambiamos de roles y el que relata soy yo. Y cuando lo hago, siempre hago que hay un penal en contra de Banfield, que siempre lo ataja Arboleda, que es uno de los ídolos de Lorenzo”, comentó Julio.

Luciana, que es la mamá de Lorenzo e hija de Julio, fue la encargada de entregar este regalo especial, donde el fútbol y el amor se unen en una situación única. Y ella se encargó de que todo sea más especial: no le dijo nada a Lorenzo, le hizo cerrar los ojos y lo llevó de sorpresa a su habitación, donde lo esperaba el pequeño Florencio Sola. Y cuando lo vio, con el abuelo por videollamada, la emoción de todos brotó por los aires.

“Lo armamos y entró a su pieza con los ojos cerrados. Cuando los abrió dijo ‘faaaa’ y se le llenaron los ojos de lágrima. ‘Mi cancha, tengo la cancha, gracias Tata, es lo mejor’, dijo. Al segundo ya estaba jugando”, detalló Luciana.

Y ella, que es una espectadora especial en estos partidos imaginarios, no termina de caer. “Ellos tienen una relación única y esto fue un acercamiento para recordar lo mucho que nos amamos entre nosotros. Y verlos jugar con la cancha es un espectáculo, muy divertido y gracioso. Le ponen una pasión hermosa”, destacó.

Y así, con este pequeño Florencio Sola y con la pasión de Banfield de por medio, un abuelo y nieto encontraron la mejor forma para hacerle frente a la cuarentena y pasar momentos inolvidab

Temas Relacionados
Ver más: