La Unión | LOMAS

Le dedicó tres décadas a la enseñanza pública en Lomas

FUE DISTINGUIDA POR EL MUNICIPIO.

Mónica Caramelo no tiene más que elogios para su profesión: “Ninguna mañana me levanté sin ganas de ir a trabajar”. Los desafíos que se vienen.

“La docencia te elige a vos”. Con esas sencillas palabras, Mónica Caramelo definió la elección de la profesión que la acompañó durante 31 años. Ya jubilada y retirada hace tres meses, se detuvo y dio un paso al costado. Ahora tiene una mejor perspectiva para contar sus sensaciones en esas tres décadas dedicadas a la enseñanza.

Mientras la vida pasaba y cambiaba de rumbo constantemente, la docencia fue un factor estable y actuaba de acompañante en los días de Mónica. Claro que la familia jugó un rol fundamental en cuanto al apoyo incondicional: “Mis hijos me entendieron y me acompañaron en todo momento”.

SUS COMIENZOS. Mónica se recibió en 1989 e ingresó a trabajar a la Escuela Secundaria N°2 de Llavallol. Se convirtió en directora de aquel establecimiento educativo, donde también funciona como anexo la Escuela Primaria N°66. Su currículum sigue: se desempeñó como vicedirectora en la Escuela Técnica N°5 de Temperley.

“Somos cuatro hermanas mujeres, de las cuales tres elegimos la docencia. Mi mamá nos inculcó el cariño por la escuela, ya que ella hubiese querido ser profesora”, explicó Mónica, sobre la “responsabilidad” de cumplir el sueño de su madre. Ya dentro del ámbito escolar, otro pilar que terminó de inclinar su pasión por la enseñanza fue Jorge Pérez, un profesor que tuvo Mónica en la escuela secundaria: “Me encantaba su forma de dar las clases”.

"Estoy a favor de la tecnología y hay que aplicarla. También creo que el docente siempre va a ser necesario, pero se tiene que acomodar para entender cómo piensan los chicos”.

“Mi mayor virtud en la profesión fue tener mucha paciencia y, a la vez, amor por empezar cada día. Ninguna mañana de estos 31 años me levanté sin ganas de ir a trabajar”, indicó la lomense, quien se desempeñó como docente de biología, para luego agregar que lo que más extraña son las charlas con los alumnos y la confianza que depositaban en ella, ya que en muchas oportunidades se acercaban a hablar de temas que no tenían relación con el ámbito escolar.

Recuerdos y anécdotas tiene un montón. Al momento de tener que elegir una y contarla, comenzó a reírse. Y no es para menos: “Como docente de biología, mandaba a hacer la germinación del poroto. A los alumnos se les pedían los materiales para llevarlo a cabo y uno de ellos, que debía conseguir una buena nota, trajo los porotos, pero enlatados. Cumplió con la responsabilidad y luego terminó aprobando la materia”.

DIAGNÓSTICO Y DESAFÍOS. Al hablar de la educación, la lomense aceptó que pasa por un momento de desafíos debido al cambio de generaciones y la aparición de “nuevos alumnos” que adquieren información con gran rapidez. “Estoy a favor de la tecnología y hay que aplicarla. También creo que el docente siempre va a ser necesario, pero se tiene que acomodar para entender cómo piensan los chicos. Se avecina una nueva enseñanza”, aseguró la mujer de 51 años.

Por su trayectoria en la educación pública de Lomas como directiva, fue distinguida por el Municipio y el Intendente Martín Insaurralde. “Nos propusieron contar y aportar nuestras experiencias a la Subsecretaría de Educación, con el objetivo de mejorar la labor hacia las escuelas, ya que hay muchos niños que no asisten al colegio”, indicó.

A las próximas camadas de maestros les recomendó perseguir las intuiciones que surjan y no estructurarse. Mónica cree que la educación emocional es un factor clave para el manejo de grupo. “Entender a los alumnos y no ir en contra de ellos, sino sumar”, conclu

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