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Crece el polo gastronómico del “Viejo Adrogué”

sobre la calle cordero, entre nother y seguí.

En el último año se instalaron casi 10 nuevos locales, entre bares, restós, cervecerías y cafés, y cada vez más gente se acerca los fines de semana.

A pocas cuadras de la estación, entre casas de estilo colonial, calles empedradas y árboles, comenzó a consolidarse un nuevo polo gastronómico con un espíritu bien de barrio: el “Viejo Adrogué”. En el último año, en la zona se instalaron bares, cervecerías, hamburgueserías, cafés y restós que, con una oferta innovadora y para todos los gustos, cada fin de semana atraen a más y más vecinos.

El crecimiento en este sector de la ciudad es notable. En apenas tres cuadras, sobre la calle Cordero, entre Nother y Seguí, y sobre Spiro, en los últimos meses abrieron unos 10 locales. Y, según pudo averiguar La Unión, hay otros proyectos que planean desembarcar en el barrio. Lo que atrae tanto a clientes como comerciantes es la propuesta. “Se trata de un corredor con identidad”, dicen.

Darío Palumbo, uno de los dueños de “La Parri”, que abrió sus puertas en octubre de 2018, lo explica con claridad: “Esto tiene algo que no tienen otras localidades, que es el adoquín, los árboles, que parece que estás alejado de todo. Ahora se complica estacionar porque hay más movimiento, pero esto antes no pasaba”.

El ambiente es muy distinto al de otros cordones gastronómicos de la zona Sur. La tranquilidad que pueden experimentar quienes van a disfrutar de un brunch o un almuerzo un sábado al mediodía contrasta con la saturación de gente y el ritmo que imponen Las Lomitas, Monte Grande o Lanús.

Por la noche sucede algo parecido. Si bien la concurrencia es mucho mayor, el clima es otro.

En eso mucho tiene que ver el barrio donde está instalado y la propia apuesta de los empresarios. “Acá tenés un bar de carnes con sanguchería gourmet y con cortes de parrilla, un café y un brunch, una hamburguesería de la hostia”, enumera Palumbo.

A partir del desarrollo y la expansión que tuvo el polo gastronómico en el último tiempo, los dueños de los locales comenzaron a trabajar para hacer conocida la zona con el nombre del “Viejo Adrogué”.

“Hay gente que llega acá por ‘La Parri’ o por (el bodegón) Tirifilo o por Hamburga, pero nosotros necesitamos identificar al barrio. Que la gente diga ‘vamos al Viejo Adrogué’. Y que ahí delibere lo que hace”, dice Palumbo, uno de los impulsores de esta iniciativa.

Así es que a través de un proyecto que le presentaron al Municipio de Almirante Brown lograron que en el barrio se realicen algunos arreglos, manteniendo la estética de la zona, y se instalen maceteros y farolas en las esquinas, y carteles para identificar a todo el corredor.

Así, la gente que pasa por la esquina Seguí y Cordero ahora se topa con carteles de madera y de hierro que lo invitan a pasear por la zona y conocer su oferta gastronómica.

María Florencia Fernández, que hace tiempo vive en el barrio, no conocía la oferta de locales que había en su zona y ahora cuenta que cada vez más seguido prueba con sus amigas las distintas opciones que hay. “Es una zona muy linda y ahora venimos cada vez que podemos”, confía.

PROYECTOS A FUTURO. Como proyecto a futuro, para darle mayor movilidad a la zona, los comerciantes ya piensan en distintas iniciativas y actividades que se podrían realizar los fines de semana. “Una idea que tenemos es que nos dejen cortar la calle una o dos meses al mes”, adelanta Palumbo.

En esa línea piensan que se podrían hacer recitales al aire libre, con bandas de jazz o blues, que cada comerciante pueda sacar su foodtruck a la calle o que se realicen ferias. “Hay un montón de cosas que se nos ocurren. Pero queremos que vaya en esa línea, porque esto es el Viejo Adrogué, es diferente. Vos te sentás acá y tenés esto: los árboles, la tranquilidad, tiene que ir por esa línea”, dice.

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