Miguel Abuelo cumpliría 70 años

Una mirada y un repaso por la vida y obra de este genial artista, que fue un pionero del rock argentino y que revolucionó el género en los ’80.

“Padre de los piojos, abuelo de la nada”, leyó un joven Miguel Ángel Peralta en “El Banquete de Severo Arcángelo”, de Leopoldo Marechal, y esa frase le sirvió de inspiración para ponerle nombre a su primera banda y también para modificar su identidad.

Corría el final de los convulsionados ’60 y este joven nacido en Munro, criado a los tumbos entre la calle y un orfanatorio, armaba Los Abuelos de la Nada, una de las primeras bandas del rock argentino, a pesar de un escaso bagaje rockero, pero con una gran intuición y una gran sensibilidad para la poesía, esa que llega al corazón.

Miguel Abuelo cumpliría mañana 70 años, pero su maltrecha salud lo derrotó días después de haber cumplido los 42, poco después de la muerte de Luca Prodan y meses antes de la partida de Federico Moura, tres íconos de los ’80 con un destino trágico y un final precoz.

HACIA OTROS HORIZONTES. Luego de los primeros pasos de aquella banda, que duró lo que canta un gallo, y de algún intento como solista, Miguel se fue con la música a otra parte para peregrinar por Europa, donde se ganó la vida con los oficios más variados, sin nunca abandonar su condición de poeta errante y de trovador.

Inglaterra y Francia supieron de él y en este último país grabo “Miguel Abuelo et Nada”, un disco experimental y que hoy es una verdadera pieza de colección de alta cotización en cualquier reducto de venta de viejos vinilos.

VOLVER AL ORÍGEN. En su peregrinar europeo, se topa en la alocada Ibiza con Cachorro López y toman la decisión de volver a su tierra para armar una banda: no se quedaron con las ganas. Los Abuelos de la Nada, con un adolescente Andrés Calamaro en sus filas, le puso aire fresco al rock argentino y sus raros peinados nuevos en una vuelta de tuerca del género que surgió post Malvinas y con la vuelta de la democracia.

UNA VUELTA DE TUERCA NECESARIA. El rock argentino olía a rancio y Miguel, junto con otras bandas como Virus y Los Twist, pateó el tablero y se animó a salir a escena con sus extraños looks para la época y con canciones pegadizas y bailables, pero también logradas desde lo compositivo.

Miguel dejó un legado imborrable a partir de su poesía, de su vida de loca bohemia y su hermosa voz trovadore