La Unión | Maestro ciruela

La profe de matemáticas

Gajes del oficio.

Hay docentes que por los contenidos de la materia que tienen a cargo corren muy rezagados con respecto a algunos de sus colegas para ganarse la predilección y el cariño de sus alumnos.

En esto no tiene nada que ver su labor docente, incluso a pesar de que dicten con excelencia su clase, la cosa es cuesta arriba. Salvo quienes optan por la holgazanería a ultranza, es rarísimo que algún alumno odie a su profe de educación física, por más que les haga hacer abdominales y flexiones de brazos en cada clase.

Pero la de matemática (el “la” se debe a la mayoría de mujeres en el ejercicio de esa materia) no suele correr con la misma suerte.

Porque claro, para la mentalidad de cualquiera es más tentador practicar algún deporte al aire libre que andar resolviendo ecuaciones plagadas de equis o andar cumpliendo con tareas de geometría.

En educación física no hay tarea para hacer en casa, mientras que la de matemática se hace odiar (aunque ésa no sea su intención) con un choclazo de problemas que habrá que traer resueltos para el día siguiente, y sin excepción.

Este fenómeno comienza en la primaria y se extiende hasta terminada la secundaria. Incluso las matemáticas se hacen presentes en la educación superior en carreras que poco y nada tienen que ver con el mundo de los números.

Además, los docentes de materias artísticas también reciben el cariño del alumnado por el contenido amable de sus clases, con cosas que pueden ser más amables y hasta encuentran estrategias a mano para poder dar una clase magistral sobre el Renacimiento.

Pero después de que el alumnado se haya quedado boquiabierto con lo que ocurría con Leonardo Da Vinci, viene el recreo y después, sí: ¡matemáticas! Sí, señores, ahí estará la de matemáticas muñida de una escuadra enorme y un transportador de iguales dimensiones para que todos pasen al frente.

De todos modos, esa antipatía por los contenidos también la sufren las y los profes de física y química, otras de las materias con pocos adeptos dentro del sistema educativo. Incluso los de lengua y geografía tampoco se ganan tan fácilmente el clamor popular, aunque sean mejores maestros que Domingo Faustino Sarmiento.

Esta columna intentará hacer algo de justicia y defender, si es necesario, a las pobres profes de matemáticas que ya comenzaron a ser odiadas el día que se inscribieron en el profesorado.

 

&n

Temas Relacionados
Ver más:
+ Maestro ciruela
ÚLTIMAS NOTICIAS