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Hallan en San Pedro restos óseos de curioso animal prehistórico

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Huesos

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Huesos de un curioso mamífero prehistórico llamado Scelidodon, pariente lejano de los actuales perezosos, fueron hallados a pocos kilómetros de San Pedro por un trabajador que realizaba movimiento de suelos con una máquina pesada, informó el Museo Paleontológico "Fray Manuel de Torres".

Mientras la pala de su máquina removía toneladas de sedimentos depositados hace miles de años, Ángel Colombo notó el afloramiento de extraños y robustos huesos petrificados, recolectó lo que pudo y avisó a los expertos de ese museo del norte bonaerense.

El Grupo Conservacionista de Fósiles, impulsor del museo, explicó que tras restaurar las piezas comprobaron que los huesos hallados corresponden "claramente, a un animal llamado Scelidodon, un curioso mamífero de unos 3 metros de longitud que habitó la zona durante el Cuaternario".

Las partes fósiles descubiertas comprenden una tibia y fíbula (peroné, en los humanos) derechas, tres vértebras caudales (de la cola), fragmentos de arcos costales (costillas) y la ulna (cúbito, en los humanos) derecha, detallaron.

Según comprobaron, la retroexcavadora cortó parte del lado derecho de Scelidodon que yacía en el lugar, pero no pudieron determinar "si el ejemplar estaba completo o sólo preservado parcialmente".

El jefe del Departamento Paleontología de Vertebrados del Museo de Ciencias Naturales de La Plata, Eduardo Tonni, hizo una detallada descripción de estos animales.

Este gran mamífero extinguido pertenece al orden Tardigrada, que se subdivide en gravígrados -incluye a los perezosos terrestres gigantes extintos como Scelidodon, Megatherium, Mylodon, Lestodon- y bradipodoideos, los perezosos arborícolas que hoy habitan las  regiones intertropicales sudamericanas.

Los gravígrados fueron parientes de los pesados y acorazados gliptodontes y aunque a diferencias de ellos estaban desprovistos de un caparazón óseo, podían tener vestigios en forma de pequeños y redondeados nódulos óseos subcutáneos, detalla Tonni, colaborador del Museo de San Pedro.

El Scelidodon se parecía bastante a sus parientes, los perezosos actuales, pero su tamaño era mucho mayor. Poseía cinco dientes a cada lado del maxilar y cuatro en cada rama mandibular, todos relativamente simples y aproximadamente subtriangulares.

Tres dedos de las manos tenían fuertes falanges ungueales (garras) envainadas, que en los pies poseía esas características uno solo.

Para la zona donde aparecieron los restos se reconoce una especie: Scelidodon tarijensis, que vivió durante el Ensenadense y Lujanense (desde alrededor de 2 millones hasta 8.000 años antes del presente) en las actuales provincias de Buenos  Aires, Córdoba, Corrientes y Salta.

Tenían su cuerpo protegido por una densa pelambre y una piel muy resistente al ataque de los depredadores característicos de aquella época" y, por la longitud de sus garras, al caminar apoyaban el revés de las manos en lugar de las palmas.

"El Scelidodon poseía un cráneo bajo y alargado, apto para poder alcanzar los brotes, hojas y tallos tiernos que representaban la mayor parte de su dieta y, tal vez, algunas termitas como complemento de su alimentación", describieron los expertos del Museo Paleontológico de San Pe

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