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Exjugadores del Columbia armaron una olla popular

Por amor a los colores. Son más de 50 y se reunieron para colaborar con los vecinos de Lanús en el difícil contexto económico. Valoran el sentido de pertenencia y trasmiten el mensaje para las nuevas generaciones.

La historia del Club Columbia de Lanús Este se ajusta al relato de tantas otras entidades de barrio. Las familias, la contención, el sacrificio, el amor. En su caso, además, le suman un enorme compromiso social que se vio reflejado este fin de semana, una vez más, con un acto solidario y con otra particularidad: lo encabezaron un grupo de exdeportistas del club.

Atentos a la delicada situación económica que atraviesan decenas de familias del barrio, un grupo de exjugadores que se reúne desde hace más de 40 años decidió armar una olla popular y darles un plato de comida a los vecinos. Los más chicos de la institución colaboraron cortando verduras y pelando papas y los más grandes pusieron el cuerpo en un domingo especial para todos.

“Recuerdo que cuando éramos chicos se hacían peñas, desfiles de moda con los jugadores para poder recaudar fondos. La idea siempre fue ayudar al club y seguir conteniendo a los chicos. Ésa es la escuela que tenemos y la que ponderamos cada vez que nos juntamos. Poder ayudar desde el lugar que cada uno pueda”, contó Cristian Pereyra, uno de los impulsores de este grupo que reúne a más de 50 exjugadores de todas las categorías.

Las viandas fueron destinadas a la Parroquia Santa Inés y a vecinos del barrio La Fe y El Ceibo, en Lanús Este. Además, se repartieron bolsones de mercadería, indumentaria y calzado. “La idea es volver a repetirlo porque funcionó muy bien y los vecinos estaban muy alegres de haber podido recibir esta ayuda”, señaló Pereyra. Además, desde el Club Ameghino en Chingolo, también se sumaron a colaborar con la causa.

En su caso, con 39 años, Cristian todavía mantiene vivos los recuerdos de aquella infancia en el Columbia. “A muchos de esos excompañeros de la categoría ‘81, me los cruzo de nuevo y nos abrazamos como si el tiempo no hubiera pasado. Era hermosa esa época. Los papas estaban desde las 13 hasta las 21 junto a los nenes. Hoy eso no pasa. Se va perdiendo el sentido de pertenencia y por eso queremos contagiarlo. El pibe antes se sentía contenido: el papá de uno era el papá de todos. Siempre se respetaba y muchos de nosotros tuvimos la suerte de que eso pase. Queremos mantenerlo y por eso el club se rige por la conducta y la familia”, expresó.

Entre esos exjugadores que forman parte de este grupo hay muchos que, incluso, volvieron al club habiéndose convertido en profesionales. Federico Barionuevo y Ramiro Ramírez (ex Banfield); Pablo Genovese (campeón con Temperley) y Emanuel Marín, (de Brown de Adrogué) son solo algunos de los que vistieron la camiseta del Columbia y llegaron a Primera. “Salió buenísimo. Bien organizado, se reunió mucha mercadería. Se mantuvo la higiene que era importante y fue muy lindo ver tanta gente colaborando. La pasé muy bien”, contó Barrionuevo.

En él y en todos se ve el famoso 'sentido de pertenencia', del que tanto disfrutan. “El club tiene dos canchas y el material de una se había desprendido y estaba mal. El presidente juntó a la Comisión, hicieron rifas, recaudaron pero faltaba un resto importante. Al saber del problema, pensamos en cómo ayudar al club. Cada uno empezó a poner algo suyo para rifar. Uno de los chicos donó una guitarra firmada por Ciro Pertussi (cantante de Ataque 77), otro acercó pinturas y así reunimos los 50 mil pesos que faltaban. Es un orgullo enorme haber contribuido de esa manera para que los chicos puedan pisar una cancha digna como la que nos tocó disfrutar a nosotros cuando teníamos su edad”, agregó Pereyra.

Hugo Genovese, emblema de la institución junto al presidente José Leonetti, también valoró este amor hacia el club, y recordó una anécdota que fue el puntapié inicial de estas acciones. “En los años ‘83 y ’84 se debía una fortuna de impuestos. Le habían dado 15 días al club para pagar y sino pasaría a manos de una salita del barrio. Por medio de una comisión con padres, se entró a juntar plata, se pagó la deuda y de ahí en adelante se entró a levantar el club, a acomodar todo. Se armó una nueva comisión y empezamos a resurgir. Ese mismo grupo de padres después fue el encargado de construir una tribuna: siempre todo a pulmón”, contó.

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