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En una lluvia de goles, Boca y River no se sacaron ventajas

entretenido encuentro en la Bombonera. El partido de ida de la final de la Copa Libertadores terminó 2-2, con goles de Ábila y Benedetto para el local, y Pratto e Izquierdoz en contra, para la visita. Ahora, el que gane la revancha en el Monumental será el campeón de América.

Bajo un cielo gris y la amenaza latente de otro diluvio, Boca y River cumplieron con las expectativas depositadas en este Superfinal y en un encuentro emotivo y lleno de goles, igualaron 2-2 en la Bombonera en la ida de la final de la Copa Libertadores.

Esta vez, a diferencia de lo que pasó el sábado, la lluvia fue de goles. Y por eso, el primer partido de esta definición histórica entre los equipos más populares del país tuvo de todo: emociones, goles y lo que debe tener una final.

Ambos mostraron ambición, ninguno se resguardó y además fueron efectivos con sus chances. Cada uno tuvo su momento, pero fallas puntuales les impidió festejar. Por ende, más allá de los goles de Ábila y Bendenetto para Boca, y de Pratto e Izquierdoz en contra para River, no se sacaron ventajas y todo quedó abierto para la revancha.

En el amanecer, todo fue del Millonario, que complicó con el trabajo de los laterales-volantes y tuvo tres claras en los primeros 15 minutos: un tiro libre de Martínez y un cabezazo de Borré que obligó dos grandes respuestas de Rossi y un cabezazo que pasó cerca de Martínez Quarta.

A Boca le costó tomar posesión en la cancha y en el comienzo fue superado por el rival, pero emparejó cuando cambió de esquema y empezó a jugar 4-4-2, gracias al ingreso de Benedetto por Pavón lesionado. A partir de ahí, se afirmó en el medio y, a los 33, logró el 1-0 con un gol de Ábila, que fusiló dos veces a Armani y rompió su resistencia.

Sin embargo, se durmió una siesta y River, en la primera que tuvo después de gol, llegó al empate: Martínez filtró entre los centrales un pase para Pratto, que le ganó a Izquierdoz y definió cruzado para el 1-1. A los 45, el que se durmió fue la visita y Benedetto, que peinó un centro frontal de Villa, no lo perdonó para el 2-1.

Con esto, la historia se encaminaba para el local, que había superado su momento más crítico y gracias al poderío de gol que tiene, marcó una ventaja importante sin merecerlo. Pero no lo aprovechó y otra vez masticó bronca. River, ya sin el ímpetu del primer tiempo, también le sacó provecho a una pelota: centro de Martínez, Izquierdoz (apareado con Pratto) peinó para atrás y descolocó a Rossi.

El desgaste se sintió, las piernas ya no respondían y los cuidados eran cada vez mayores. Por eso, las chances fueron escasas en los minutos finales. La única la tuvo Benedetto, a los 39, pero Armani respondió bárbaro y cerró la historia 2-2. La Superfinal está abierta y se definirá en el Monumental: el que gane, será el campeón.