La Unión | LOMAS

Eduardo Alleno, el apicultor que lleva a las mesas una miel 100% pura

tiene 424 colmenas en parque chas y castelli.

El vecino de Lomas fue distinguido por el Municipio por su labor artesanal y su calidad de excelencia. “Estando en la mejor ciudad tenemos que tener los mejores productos”, asegura.

Emprendedor lomense. Así se autodefine Eduardo José Alleno, quien desde 2006 se dedica a la apicultura, tiene sus propias colmenas y vende miel “pura 100%”, con marca propia: Imapampa. Por su labor artesanal y calidad de excelencia, fue reconocido por el Municipio con la distinción Orgullo de Ser de Lomas.

La llegada de la primavera es para Eduardo el momento más fuerte del año. “Cuando hace frío las abejas están dentro de la colmena, viven lo más junto posible para darse calor y aguantarse el invierno, no salen a pecorear (buscar le polen en las flores). Ahora, cuando levanta la temperatura y que empieza a haber floración comienzan a buscar el polen y lo llevan a la colmena. Las obreras empiezan a hacer la miel porque ése es su alimento y van a empezar a tener huevos para tener más abejas”, explica. Y agrega: “Para eso tienen una guía, la reina, que es la que se pasa nada más que poniendo huevos, tienen unas nodrizas que la cuidan a ellas y a las crías durante los primeros días”.

Eduardo decidió hacer un curso de apicultor cuando comenzó a pensar en su jubilación. Era empleado de una empresa constructora y le inquietaba pensar en qué ocuparía su tiempo cuando ya no trabaje más. Hoy el vecino tiene 424 colmenas en Parque Chas y en Castelli, donde extraen la miel, y aclara que no las puede tener en Lomas porque deben estar en zonas rurales.

Según cuenta el especialista, así como sale la miel de la colmena, la recibe el cliente en su mesa, sin pasos previos, conservantes ni nada que se le parezca, sólo se filtra. “Así como sale la miel de los cuadros, que pasa por la sala de extracción, la envasamos sin nada, es miel pura 100%. Recibimos el Orgullo de Ser de Lomas por tener la mejor miel de la provincia de Buenos Aires”, remarca y añade entre risas: “No quiero que los demás colegas se sientan mal. Estando en la mejor ciudad tenemos que tener los mejores productos”.

Su amor por Lomas está -justamente-a flor de piel. Es quinta generación de lomenses y cuenta que su familia llegó al distrito (no tiene en claro procedente de qué país de Europa, aunque sospecha que de Francia) en 1811, cuando la zona “era muy descampada, prácticamente un desierto” . En 1898 se asentaron definitivamente y no se fueron nunca más.

Para tener más información se puede escribir a ima.pampa@hotmail.