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Tomás Benardoni, el deportista Milrayitas del año

atleta a tiempo completo. Tiene 12 años y se destaca por sus notables rendimientos en baby fútbol, infantiles de AFA y taekwondo de Los Andes. El Municipio lo reconoció con un premio y a partir de 2019 empezará a estudiar en el colegio del club.

Ser el más destacado de un club repleto de miles de deportistas como Los Andes no es para cualquiera. Requiere de trabajo, talento y sacrificio, todas características que pintan de cuerpo entero a Tomás Benardoni.

El joven de apenas 12 años es un verdadero atleta y se entrena a tiempo completo en tres actividades dentro del club: juega al fútbol en Baby y las Infantiles de AFA y entrena taekwondo. Unos días atrás fue premiado por el Municipio de Lomas como el Deportista del Año de Los Andes.

Su historia arrancó a los cinco con el fútbol y rápidamente llegaron los buenos resultados. Con la categoría 2006 fue dos veces campeón (este año y el pasado) y una vez goleador del equipo. Luego empezó a jugar en infantiles de AFA y por su progreso a partir de 2019 se incorporará a las Divisiones Inferiores del Milrayitas.

Lo curioso fue lo que pasó con el taekwondo. Este deporte apareció a poco de iniciar su vida deportiva y fue el cable a tierra que precisaba un chico altamente hiperactivo. “Una psicopedagoga del colegio nos dijo que era muy inquieto y que teníamos que buscar alguna disciplina que le acomodara esa energía. Nos aconsejó el taekwondo y como era un deporte que estaba en el club empezó a practicarlo”, contó su mamá, Gabriela Quiroga.

En poco tiempo, Tomás cambió su desempeño escolar, encontró disciplina y control e inició un camino de entrenamiento duro y continuo. Durante los últimos dos años se preparó para el Mundial que se desarrolló este año en Argentina. Participó de una serie de selectivos que van otorgando puntuaciones y clasifica a tres deportistas: fue el mejor de esos tres. Ya en el mundial y siendo el más chico del Quintana Team, participó en la categoría prejuvenil hasta 40 kilos y, a pesar de no obtener una medalla, sumó una experiencia vital para su futuro.

“El trabajo y el entrenamiento de estos años fueron increíble. Él vivió una experiencia bárbaro, única que nosotros esperamos que sea el comienzo de algo prometedor. Sus ilusiones son las nuestras y por eso estamos día a día acompañando su desarrollo”, relató Gabriela que, junto con otras madres, se encargó de vender remeras y buscar sponsor para solventar los gastos de la inscripción al certamen (con el apoyo del club y el Municipio).

Hoy entrena todos los días en la sede y con otro grupo de chicos más avanzados de cara a los selectivos para clasificar al próximo mundial que se desarrollará en Rusia. Además continúa jugando al fútbol al igual que su hermano de 15 años que va en busca de su propio sueño en el predio de Albertina. Y en 2019 empezará las clases en el Colegio de Los Andes, lo que le permitirá disponer de más tiempo para desarrollar el aspecto deportivo, su mayor anhelo. “La identificación con el club es enorme, nosotros vivimos cerca de la cancha y nos hace muy feliz que las cosas se le den dentro de la institución. Nuestro deseo es que él disfrute haciendo lo que le gusta, nada más”, cerró su ma

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